El Ministerio de Asuntos Exteriores de España anunció que no participará en la toma de posesión a ningún nivel.
Ian Arriaga
A una semana de su toma de posesión como presidenta de México, Claudia Sheinbaum enfrenta un primer conflicto diplomático con España. El gobierno español expresó su rechazo a la exclusión del Rey Felipe VI de la invitación a la ceremonia del 1 de octubre, calificando esta decisión como “inaceptable”.
En respuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España anunció que no participará en la toma de posesión a ningún nivel.
Sheinbaum justificó su decisión al señalar que la invitación al rey no se extendió debido a la falta de una disculpa formal por parte de España respecto a los agravios históricos de la conquista, una solicitud hecha anteriormente por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En su carta, Sheinbaum destacó la importancia del reconocimiento de los pueblos indígenas en su gobierno.
López Obrador respaldó la postura de Sheinbaum, subrayando que las diferencias son con la monarquía, no con el pueblo español. Este roce se inscribe en un contexto de tensiones previas entre México y España, marcadas por críticas de López Obrador hacia las empresas españolas y su llamado a un restablecimiento de relaciones basadas en el respeto mutuo.