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#Opinión | Lecciones del desastre
#OpiniónYAnálisis por #OscarGlenn
En mala hora, si no es que en el peor momento -habida cuenta que nunca es un buen momento para que un huracán impacte una población- llegó el Huracán Otis a la Costa Grande de Guerrero, para hacernos ver que hemos caído en una obnubilación, donde los complejos, el resentimiento, la polarización y el recelo político para demoler lo que se piensa ajeno, en nada ayudaron para prevenir un desastre, pero si se vuelven otro motivo para la animadversión, complicando con el encono las labores de ayuda a los damnificados por el meteoro.
Impensable que el Gobierno federal acepte que actuó mal u omitió actuar ante las señales de que avecinaba un desastre, lo cual tendría que revisarse para establecer responsabilidades. Previsible la respuesta de descalificación de los adversarios que critican, incluyendo entre ellos a los medios de información y periodistas que hacen inferencias y señalamientos a partir de la interpretación de información conocida sobre lo que se debe y se podía hacer ante eventuales desastres, que para eso desafortunadamente hemos tenido experiencia en México.
La precisión informativa, aunque incómoda y difícil de tragar para algunas personas, es el lugar más seguro y necesario en momentos de tragedia.
La necesidad apremiante es intervenir para ayudar a quienes están en desgracia y el papel de los informadores es tratar de reportar las dimensiones de los daños, enlazar a los afectados con sus familias y quienes puedan proporcionar apoyo, señalando de manera precisa lo que se detecta anómalo, lo cual no tendría que ser considerado un ataque sino un llamado de atención para corregir con prudencia, por la gente.
Con esa misma premisa, se exige al periodismo narrar y detallar adecuadamente cada situación impactante evitando generalizaciones y juicios a priori y sobre todo la difusión de información no verificada. Debe quedar claro que, ante situaciones como estas, la buena información es un insumo indispensable no siempre para debatir, sino para decidir mejor en cualquiera de los frentes que uno se encuentre.
El centro de atención no debería ser hoy ni los políticos ni los periodistas, como no sea para colaborar decididamente y hacer lo que a la gente en desgracia le urge que se haga. Lo más necesario despojarse de la soberbia y reconocer cuánto debemos aprender de toda esta lamentable situación.
Este lunes en la UNAM, el coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, William Lee Alardín ha advertido que aunque hay avances en las predicciones meteorológicas y en el entendimiento sobre huracanes, existen rubros que no comprendemos del todo, razón por la cual se requiere mayor ciencia para estudiarlos más a fondo, lo cual solo es posible con suficiente monitoreo, constante durante el año y todos los años, con equipos y personal adecuados para tener las referencias correctas, poder interpretar cuando algo se está desviando de lo esperable, como pudo ser el caso de “Otis” y tomar las medidas adecuadas. Ojalá enfoquemos lo importante y no perdamos más tiempo.