Puebla, Pue. – Ante el regreso a clases después de la crisis sanitaria, otros desafíos no menos importantes, a los que se presentan los alumnos, docentes y padres de familia, son: Rezago en aprendizaje, Cuidado de la salud física y emocional de los alumnos y docentes, Rezago en la socialización, así como la deserción escolar.
Y es que, con el regreso a clases presenciales, uno de los grandes retos es recuperar la matrícula faltante.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señala en su encuesta de medición del impacto de la COVID-19 en la educación (ECOVID-ED), que alrededor de 5.2 millones de alumnos entre los 3 y los 29 años desertó para el inicio del ciclo 2020-2021, es decir, 9.6% de la población total en ese rango de edad.
Cifras de la Secretaría de Educación Pública reconocen al menos 270 mil deserciones de estudiantes de nivel básico en 2021, pero organismos privados como el IMCO estimaban el año pasado que más de 628 mil alumnos habían abandonado sus estudios por factores relacionados con la pandemia.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recomienda que “las escuelas implementen programas de convivencia y habilidades psicoemocionales” por medio de la capacitación docente, que permita el correcto manejo del estrés y ansiedad, con herramientas que permitan una mejor educación socioemocional.
Esto es aplicable en cualquier nivel educativo, ya que estos problemas son visibles en cualquier edad, nivel económico y cultural.
Datos de la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU) muestran que 1 de cada 5 personas que viven en conflicto tiene un trastorno mental.
Estrés, depresión y ansiedad son algunos de los síntomas más habituales presentados por estudiantes y docentes durante el confinamiento por COVID-19.