Según el último informe de investigación de la oficina de las Naciones Unidas contra la ‘Droga y el Delito’, se analizan los posibles escenarios respecto a las con secuencias de la pandemia por COVID-19, tratándose del tráfico ilícito de migrantes y la trata de personas a través de las fronteras de América del Norte y Europa uno de los principales conflictos.
Sin importar las restricciones de movilidad, el estudio indica que continúa el contrabando de migrantes a lo largo de las rutas del mediterráneo, debido mayormente a los conflictos de la región.
También indica que el cierre de fronteras terrestres, marítimas y aéreas puede provocar un aumento del contrabando de migrantes.
Durante este tipo de crisis, las personas afrontan una mayor necesidad de contar con los servicios de los contrabandistas para cruzar las fronteras. Los cierres y las restricciones también suelen provocar la utilización de rutas y situaciones más arriesgadas y precios más altos de los servicios de contrabando.
Sin embargo, durante la recesión económica del 2008, el aumento del desempleo en Estados Unidos dio lugar a una reducción de las corrientes migratorias demostrando que cuando sube el desempleo en Estados Unidos hay menos personas que intentan cruzar sus fronteras de manera irregular.
La reducción de las corrientes migratorias también se reflejaría en una disminución de las remesas que los migrantes envían fuera de Estados Unidos, así como en la consiguiente reducción de esos envíos de dinero a México y los países de América Central.
Entre el 2007 y 2011 lo contrabandistas propiciaban alrededor del 90% de los cruces irregulares de México a Estados Unidos por tanto la reducción de esa se reflejó en los costos de sus tarifas.
