Opinión Dr. Arturo Argente Villarreal
En este ambiente polarizado una parte de la población aprueba la gestión del Presidente López Obrador y; otra parte, la desaprueba. Tenemos un gobierno contradictorio ya que en su gestión han logrado concretar políticas progresistas como el incremento del salario mínimo que dieron esperanza de cambio, pero por otro, intenta ser un gobierno equilibrista; por ejemplo, cuando eran oposición enfrentaban y se ofendían con la militarización de la seguridad pública, pero ahora que se encuentran en el poder tratan de justificar su institucionalización.
Una de las promesas en campaña que mayor atención generaron fue la de lograr un cambio de régimen. Cansados de los abusos que sufrió la población, por parte de su clase política, se planteó el cambiar el régimen político que dominaba el país y éste intento fue una de las promesas que los llevaron al poder, pero ésta propuesta ha quedado incompleta, porque aun cuando, ha logrado expulsar a las elites partidarias e intelectuales, las elites económicas siguen vigentes ya que con este grupo de poder se ha evitado la confrontación.
Todo esto representa más un cambio de gobernabilidad que un cambio de régimen especialmente porque la 4T no ha gestado un cambio democrático y político más horizontal y que faculte a los más pobres para que puedan tener acceso al poder a través de movimientos y organizaciones populares que se necesitan para que un régimen político pueda ser transformado, todo el esfuerzo de este sexenio se ha centrado en mantener la figura presidencial en altos índices de popularidad.
Terminando este sexenio encontraremos a una oposición colapsada por su desprestigiada imagen, una izquierda mexicana completamente desintegrada que se concentra solamente en el partido de Morena y que no cuenta con movimientos sociales, sindicales o campesinos que apoyen esta tendencia política. Todos estos actores políticos que han ido despareciendo orgánicamente deja al país girando alrededor de un líder y esta condición representa un debilitamiento nacional del Estado mexicano que se encuentra representado por el Presidente López Obrador y que actúa como principal protagonista del sistema político del país.
Es necesario analizar y problematizar el fenómeno de Andrés Manuel López Obrador y su forma de gobernar porque es necesario detener el peligro de un movimiento reaccionario y de odio que genera toda esta polarización y que motiva el desarrollo y organización de una ultraderecha que no es conveniente en estos momentos de transición.
El año electoral del 2024 será un punto de quiebre para ver las condiciones en que quedó el Estado donde lo único que quedó firme fue la figura del Presidente, y si los actores políticos subsisten o se acaban de desmoronar.
La debacle del bloque opositor sólo consolida la figura de un hombre y no la de un sistema político.
