Tulancingo de Bravo, Hidalgo.- El Centro de Reinserción Social (Cereso) de Tulancingo, tiene capacidad para 373 personas privadas de libertad, pero actualmente alberga a 572, es decir, 199 personas por encima dela capacidad.
Lo anterior está contenido en el Informe de Áreas de Detención Municipales y Ceresos 2023, elaborado por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo.
El organismo autónomo apunta que el hacinamiento plantea preocupaciones sobre los derechos humanos, ya que algunos internos duermen en el suelo, teniendo actualmente también la presencia de 13 personas indígenas que representan el 2.3% de la población y 3 personas extranjeras (0.5%).
En la misma evaluación, indica que, aunque los servicios médicos están presentes, no hay personal médico dedicado ni área de enfermería, punto preocupante ya que, las enfermedades prevalentes incluyen diabetes e hipertensión y la falta de personal médico puede no satisfacer las necesidades de salud de la población, especialmente considerando la alta incidencia de enfermedades crónicas.
El mismo estudio, indica que un pequeño porcentaje de la población participa en actividades educativas, y hay una variedad de actividades laborales disponibles, como costura y carpintería, pero las bajas tasas de participación educativa sugieren la necesidad de mejorar en los programas de rehabilitación y reintegración.
La seguridad en la instalación de Tulancingo de Bravo se ve comprometida ya que está muy por debajo de los estándares recomendados, y esta no solo eleva el riesgo de violencia, sino que también puede llevar a una vigilancia disminuida y posibles violaciones de derechos humanos debido a la sobrecarga de trabajo.
Finalmente, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo sugiere para mejorar la seguridad y el bienestar tanto de las personas privadas de la libertad, así como del personal, aumentar el número de custodios, además de implementar medidas para reducir el hacinamiento, como la reubicación de internos o la liberación supervisada de aquellos elegibles, lo que permitiría un manejo más adecuado y humano dentro de la instalación.
Por Izza Hernández Huerta
