Pena y vergüenza ajena
De acuerdo a las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en México somos, en números cerrados 119 millones de personas, de los cuales 61 millones son mujeres y 58 millones hombres o varones. Se estima que de la población total, aproximadamente el 5.5% (6.5 millones de personas) de ellos es analfabeta, es decir, población de 15 años o más que no sabe leer ni escribir. Si se hace la distinción por sexo de las personas analfabetas con una edad que oscila entre los 15 y 29 años: el 1.3% son hombres, en tanto que el 1.2% son mujeres.
Planteo estas cifras generales en la idea de poder contextualizar los resultados de las dos últimas mediciones nacionales que se han hecho en torno al nivel de lectura de los mexicanos durante el año 2015. La primera medición la elaboró el INEGI a través de su Módulo de Lectura (MOLEC), medición que tomo como referencia a personas de 18 años o más. La segunda medición fue la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura, realizada por el extinto Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) hoy Secretaría de Cultura a nivel federal, que tomo en su medición a personas con 12 años o más, en la idea de que a esa edad ya una persona curso su educación primaria y ya sabe leer y escribir.
Entre los resultados a destacar de la medición MOLEC: en nuestro país se lee por año 3.8 libros; los hombres leen 4.3 libros, en tanto que las mujeres 3.6; el 40.2% de los entrevistados señalaron que leen libros y el 60.5% manifestó que lee revistas; que las personas con educación superior lee en promedio 49 minutos la día y las personas con educación básica solo lo hacen por espacio de 28 minutos; el 25% de los entrevistado manifestaron asistir con regularidad al área de libros y revistas en las tiendas departamentales, el 18.4% manifestó visitar librerías, el 15.9% prefirió acudir a un puesto de periódicos, y sólo el 10% asistió a una biblioteca; de la población adulta que participó en el estudio el 48.5% mencionó no leer por falta de tiempo, en tanto el 22.5% expuso que no lee por falta de interés.
El estudio CONACULTA destacó que: en México se leen 5.3 libros por persona al año; que de ellos el 3.5% son leídos por placer, en tanto que el 1.8% son libros leídos por obligación o encargo escolar; de los participantes el 50% señaló que ver la televisión es su principal actividad recreativa, la lectura fue ubicada en la quinta posición inclusive por debajo de las reuniones con amigos o familiares y de la práctica de algún deporte; más del 60% de la población declaró haber sido animados a leer por sus profesores; el 56% señalo que durante su infancia había libros en su hogar; el 16% declaró contar con libros digitales en su hogar hoy en día y el 48% contar con libros impresos; el 31% de los participantes declararon que en sus hogares existen 5 libros o menos; los lugares físicos donde más se lee es el hogar, seguido por la escuela, el parque, casas de amigos, bibliotecas, plazas públicas y en las iglesias.
Este tipo de mediciones son de suma importancia, la periodicidad con la que se realicen nos permitirá tener un paramento real del nivel de lectura y de cultura que permea en nuestro país. No es relevante tomar partida por alguna metodología (MOLEC o Secretaría de Cultura) lo importantes es que en los último tiempos estas cifras se han incrementado y de manera considerable, pues hace apenas un lustro las mediciones arrojaban que en el país se leía 0.5 libros por persona.
Sin embrago el hecho de haber incrementado en tres o cinco puntos porcentuales, respectivamente en el nivel de lectura por habitante en nuestro país es loable, pero tampoco es la panacea o es una actividad que nos permitirá cambiar de estatus socioeconómico. Insisto, no demerito el logro en estos niveles de lectura, ahora lo que habría que analizar es el tipo de lectura que realizamos, no vayamos a estar en el camino equivocado y el día de mañana nos propongan ser secretario de desarrollo social y nos evidencien en público y en cadena nacional por el desconocimiento pleno de uno de los temas más lacerantes en nuestro país, la pobreza. Y corramos el riesgo de que nos llamen ignorantes y que piensen que todos los mexiquenses somos iguales.
Jorge Carrión
@jocait69
