En medio de la crisis económica y social por la cual está atravesando nuestro país a consecuencia de los incrementos en los precios de los energéticos en el contexto internacional, y de la escalada del dólar en relación con el peso mexicano. Voces van y voces vienen, algunas que siguen pidiendo el derrocamiento de la clase gobernante; otras más mesuradas que le piden al gobierno emprender una serie de medidas que contribuyan de manera real a contener estos efectos en las economías de las familias mexicanas.
Las posturas y reclamos ciudadanos ante estas contingencias son diversas, desde aquellas que sostienen que el gasto gubernamental debe de reducirse a su máxima expresión, con acciones concretas, destacando: la eliminación de las pensiones vitalicias; reduciendo a los diputados y senadores plurinominales; eliminando los gastos de representación, de telefonía celular y de gasolina para los mandos altos en los distintos poderes y ámbitos de gobierno; y reduciendo o eliminando los dineros que el gobierno asigna a los partidos políticas, entre otros.
Hasta las voces que señalan que este conjunto de medidas propuestas, tendrían poco o nulo impacto, que el ejercicio real radicaría en adelgazar el gasto gubernamental a partir de la reducción de las burocracias y de la priorización de los programas gubernamentales.
En la idea de poder palear un poco la crisis social y económica por la que atraviesa la nación, han comenzado a tener eco diversos pronunciamientos gubernamentales, con la idea de que los ciudadanos sepan que no son los únicos que se están apretando el cinturón, que ellos también lo hacen: así en días pasado las autoridades electorales federales manifestaron que no construirían su nuevo edificio y que con ello se ahorrarían más de mil millones de pesos; el gobernador del Estado anunció una reducción de los salarios de él y sus secretarios del 10%; el poder judicial federal también anunció un ahorro por 1,900 millones de pesos; y así se han dado una serie de pronunciamientos.
Habría que otorgarles un voto de confianza, y verdaderamente creer que todo lo que anuncian pasará, lo lamentable es que, solo ante este tipo de circunstancias realizan este tipo de promesas de contención del gasto. Habría que recomendarles que de vez en cuando la lectura del artículo 134 de la constitución, que alude a la eficiencia, eficacia y economía de los recursos económicos. Comentó para ustedes Jorge Carrión.
