Es un tema que no se aborda como política pública, porque en el medio académico y político también violan los derechos de las mujeres de trabajo doméstico, reconoce
Diana López Silva
Ninguna política pública ataca la desigualdad sexual y remunerada en el trabajo doméstico en México, porque casi todos violan los derechos de quienes se hacen cargo de esta actividad económica.
Al presentar el Informe “México Justo”, en la universidad Iberoamericana, la investigadora Liza Aceves Indicó que en el mundo 67 millones de personas se dedican al trabajo doméstico, mientras que en México son 2.5 millones las personas que se dedican a esta labor, en donde se asume que las mujeres lo hacen mejor, lo que implica que nacer mujer conlleva desigualdad, pues el trabajo doméstico es altamente feminizado por los estereotipos machistas.
Estadísticamente, el trabajo doméstico representa el 24.2 por ciento del Producto Interno Bruto, y una de cada 24 mujeres asalariadas es trabajadora doméstica, aunque no todas asalariadas, porque algunas venden su fuerza de trabajo para labores de limpieza, pero otras no reciben pago por ser las encargadas del hogar, generalmente las madres y otras mujeres de las familias, por las que nadie levanta la voz para que tengan una retribución económica por su esfuerzo.
“Hay una desigualdad muy importante que prácticamente la política pública no ha atendido, los medios académicos y políticos la convierte en prácticamente en invisible, porque la clase media o la clase alta que participa en esos espacios, nos beneficiamos de esa desigualdad persistente en el país, y en ese sentido a la agenda de las mujeres, le ha faltado colocar esto con más fuerza, porque significaría generar conflictos al interior de ese espacio privado; es decir, preferimos pagar por esto, que disputar con los hombres la distribución sexual del trabajo doméstico”.
En números, 77.2 % de las labores del hogar son realizadas por las mujeres y 22.8% por los hombres.
De las actividades domésticas que más realizan las mujeres 86% corresponde a la preparación de alimentos y 22% al lavado de ropa y limpieza de las casas. Mientras que en los hombres la actividad que más realiza alcanza el 41%, que corresponde a compras y encargos del hogar seguido por la ayuda a los adultos mayores y atención de enfermos de la familia.
Indicó que en Puebla hay un solo sindicato de trabajadoras domésticas, lo cual se convierte en un obstáculo para su contratación, ya que su trabajo se vuelve más caro y las respalda la defensa de sus derechos laborales.
