Los modelos capitalistas y de consumo acentúan nuestro individualismo, provocan la aceptación del machismo e incluso, cierto margen de violencia, es decir, normalizan el fenómeno.
Pese a su visibilización, y como consecuencia del tratamiento social y mediático que se le da, la erradicación de la violencia contra la mujer es paulatina, aseveró la titular de la Coordinación Institucional de Equidad de Género (CIEG) de la Universidad Autónoma del Estado de México, Rocío Álvarez Miranda.
“Este fenómeno, de carácter social, mundial e histórico es resultado del sistema patriarcal instaurado, que nos ha socializado y educado para ser reproductores del mismo”.
Aunado a ello, detalló, los modelos capitalistas y de consumo acentúan nuestro individualismo, provocan la aceptación del machismo e incluso, cierto margen de violencia, es decir, normalizan el fenómeno.
“Nos preocupa más el tener que el ser y marcamos más las ideologías racistas, machistas, de normalización de la violencia. Al hacerlos, incluso, objetos de burla, deshumanizamos la gravedad de estos problemas, lo que permite su reproducción exacerbada”.
Afirmó que la violencia en sus diferentes expresiones: laboral, física, social y sexual se vive en la cotidianidad, es mayor sobre las mujeres; por ejemplo, las mujeres son más pobres, menos preparadas y sufren desventajas en diversos ámbitos, están rodeadas de entornos plagados de violencia.
Como resultado de su visibilización, la violencia de género es parte del lenguaje y discurso cotidianos. Inició su erradicación, el cambio cultural y social, con acciones como la denuncia o la tipificación del feminicidio como delito, concluyó Rocío Álvarez Miranda.
