#Opinión de Dr. Arturo Argente Villarreal.
- Iniciamos un nuevo año y el entorno que enfrentamos sigue bañado de luto ante la dolorosa partida de familiares, amigos y compañeros de trabajo. La Ciudad de México se ha convertido en el epicentro más letal a nivel mundial donde se propaga un virus que no hemos sabido enfrentar. El drama sigue igual como cuando empezamos esta batalla hace 11 meses.
El Gobierno, principal responsable de atender esta pandemia, se encuentra enclaustrado en una burbuja donde otra realidad se difunde y que actúa como si esta pesadilla llamada covid-19, se fuera resolver sola.
Cada mañana se realizan conferencias mañaneras con falsas versiones de esta tragedia y que lo único que provocan es una mayor incertidumbre y miedo en todo un pueblo. Sin duda la pandemia que estamos enfrentando es el peor fracaso en la historia del México moderno.
La comunicación pública de riesgo sanitario ha sido un rotundo fracaso, hemos alcanzado 11 meses donde la simple palabra “usar correctamente el cubrebocas” no ha sido tomada en serio; han pasado 11 meses en los cuales no se nos ha señalado cómo las personas deben de escalonar sus horarios de trabajo para evitar aglomeraciones de gente y así fortalecer el distanciamiento social; han pasado 11 meses de autocuidado y de recibir instrucciones poco claras de que hacer en cada etapa de la enfermedad; han pasado 11 meses donde la gente tiene que peregrinar para buscar un tanque de oxígeno o recibir una asistencia médica de un sistema de salud que se encuentra totalmente colapsado.
Los que tenemos la oportunidad de hacer uso de la palabra debemos de dejar constancia para poder explicar en un futuro a las próximas generaciones, del porqué perdimos la lucha contra este virus para dejar testimonio que no se pudo hacer nada más.
Esta catástrofe es derrota de todos, pero si hay que concluir que el Gobierno tiene el poder constitucional para ejercerlo, pero sólo se ha usado para priorizar intereses políticos y dividir y desorganizar a la sociedad, en lugar de elegir la unión de un pueblo por encima del odio y construir puentes de diálogo con el enemigo donde pudo prevalecer la dignidad y el futuro de una nación.
Se ha llevado al país, por la cuerda floja de la pandemia, sin lograr la reconciliación de un pueblo ofendido por las atrocidades de la desigualdad que ha marcado la historia de esta nación
No se ha podido difundir una nueva imagen internacional que se encuentre apartada de los escándalos de corrupción que se le han etiquetado a este país.
Al final que quede constancia del fracaso que implicó no lograr una anhelada reconciliación sin olvidar o reprimir el dolor por el pasado. Es necesario saber que, si se quiere hacer las paces con el enemigo, se tiene que trabajar con él; entonces, se volverá tu compañero. México debe de estar sobre cualquier proyecto partidista o interés personal.
Al final, todos seguimos perdiendo con esta realidad llamada pandemia.
