A raíz de los sismos de septiembre pasado, el gobierno japonés ha seguido apoyando a nuestro país en la reconstrucción y prevención de nuevos desastres con fondos para estudios científicos pertinentes.
Científicos del Instituto de Geofísica de la UNAM y de la Universidad de Kioto instalaron una red sismo-geodésica en el fondo oceánico, en la llamada “brecha sísmica”, que se extiende desde Acapulco hasta Papanoa.
Esto podría ser la antesala de una era instrumental en México que permita hacer ciencia y desarrollar sistemas de alertamiento altamente sofisticados.
Además de la elaboración de mapas de peligro, los resultados proporcionarán información útil para diseñar o modificar los reglamentos de construcción.
Víctor Manuel Cruz Atienza, investigador del Instituto de Geofísica, indico que las nuevas estaciones permitirán analizar mejor, y como nunca los procesos tectónicos para cuantificar el potencial sísmico de la brecha, en donde es probable que se origine un gran temblor.
De ese modo, se abre la posibilidad de instrumentar no sólo ese segmento de la brecha sísmica de Guerrero, sino también su porción al sureste de Acapulco o en el Istmo de Tehuantepec, en donde también hay una brecha sísmica preocupante.