La nueva Miss Universo abre así un capítulo que combina elegancia, creatividad y compromiso social
Ian Arriaga
La mexicana Fátima Bosch Fernández, joven diseñadora originaria de Teapa, Tabasco, se convirtió esta noche en Miss Universo 2025, tras una final vibrante realizada en el Impact Arena de Pak Kret, Tailandia. Su triunfo, ampliamente anticipado desde los primeros días del certamen, trasciende el brillo de la pasarela: representa la fuerza de una mujer que hizo de su voz y su historia su mayor distintivo.
A sus 25 años, Bosch dejó claro que la corona no solo premia belleza, sino autenticidad, inteligencia emocional y liderazgo. Su presencia rotunda en el escenario y su discurso firme la consolidaron como la favorita global y como la nueva representante del linaje de reinas mexicanas que han destacado por romper moldes.
Nacida el 19 de mayo de 2000, Fátima creció con una pasión definida: la moda. Estudió Diseño de Indumentaria y Moda en la Universidad Iberoamericana y amplió su formación en instituciones internacionales como la Nuova Accademia di Belle Arti (NABA) en Milán y el Lyndon Institute en Vermont, Estados Unidos. Su carrera, sin embargo, siempre estuvo acompañada de una fuerte vocación social.
Desde los 14 años se involucró en causas altruistas y, ya como diseñadora, impulsó proyectos como Corazón Migrante y Ruta Monarca, mediante los cuales creó prendas para recaudar fondos destinados a albergues, acciones de reforestación y programas de alimentación. Esta faceta solidaria la distinguió del resto de las aspirantes y reforzó su visión del certamen como una plataforma de transformación comunitaria.
La nueva Miss Universo abre así un capítulo que combina elegancia, creatividad y compromiso social, convirtiéndose en un referente para una generación que busca reinas con propósito y mujeres que no teman alzar la voz.