#Opinión por #Dr.ArturoArgenteVillarreal
Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno
Tec de Monterrey
Campus Toluca.
La diplomacia mexicana enfrenta una de las etapas más oscuras de su historia moderna. La controversia internacional recae en el nombramiento del historiador Pedro Salmerón Sanginés como embajador de México en Panamá. Esta designación, proveniente directamente de los caprichos de Palacio Nacional, recibió una lluvia de críticas en México y la indignación creció a medida que se recordaron las diversas denuncias por acoso sexual que exalumnas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y compañeras militantes de Morena presentaron contra Salmerón.
Sin duda, con la certeza de cumplir sus deseos y sin analizarlas con su círculo más cercano, el presidente Andrés Manuel López Obrador tropezó de manera escandalosa al recibir la negativa del gobierno centroamericano en brindar su beneplácito en la designación de Pedro Salmerón Sanginés como embajador. El peso de la fama pública del candidato por el historial de acusaciones de acoso sexual en su contra fue determinante para este rechazo.
El Gobierno de México realizó esta designación violando flagrantemente el artículo 4 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, del que México es firmante, y que determina que El Estado acreditante deberá asegurarse de que la persona que se proponga acreditar como jefe de la misión ante el Estado receptor ha obtenido el asentimiento de ese Estado. El Estado receptor no está obligado a expresar al Estado acreditante los motivos de su negativa a otorgar el asentimiento. Es decir, esto no se cumplió y el presidente López Obrador anunció el nombramiento del historiador Pedro Salmerón, como embajador en Panamá, sin haber recibido el beneplácito del gobierno de ese país. La respuesta del titular del ejecutivo, tenía un tinte de frustración y encono, buscando la confrontación: retrató al historiador como víctima por parte de “tribunales como los de la inquisición”, y le restó valor legal a las denuncias de acoso sexual con el argumento de que era parte de un linchamiento político.
La política exterior es muy importante para cualquier país. Actualmente, América Latina se encuentra dividida y sin liderazgo alguno para atender retos compartidos como la pandemia, el cambio climático o las migraciones. Son tiempos para que México entienda que es momento de buscar nuevas vías de integración y de concertación política. Sin embargo, este tipo de situaciones, además de tener profundas divisiones ideológicas, fortalece el distanciamiento entre México y los demás países miembros de esta región. Es tiempo para construir un espacio común en Latinoamérica, que este orientado a posicionar de manera más ventajosa a esta región en el escenario global y entender el peso y la importancia que tiene la gestión diplomática profesional y responsable para evitar en un futuro situaciones bochornosas para nuestro país.
