Marisol Cordova
La generación 1962 -1966 en la carrera de medicina de la BUAP aprendió de su alma mater el camino y logró una reforma curricular y la creación de teorías en una carrera cuando no se permitía un cambio de paradigma. Profesión en la que se debe luchar por la vida, ante la muerte.
Así lo indicaron los alumnos egresados de la generación de médicos al celebrar su 50 aniversario en el salón Barroco de la BUAP con la memoria el ayer, el hoy y el mañana.
“Lo que aprendimos de nuestra alma mater nos guió en el camino para servir, donde se encierra la felicidad. Logramos la Reforma universitaria curricular, cuando no se permitía un cambio de paradigma”.
En su intervención al recordar el ayer, el doctor Rodrigo Pérez Barranco narró anécdotas desde su ingreso a la salida de la escuela de medicina el 3 de diciembre de 1966 en lo dulce y amargo de su carrera.
Agradeció a la vida y sus pacientes ejercer su profesión durante su juventud, carrera en la que lograron que les impartieran por primera vez las materias de bioquímica, farmacobiología y genética, materias que ayudaron a consolidar su formación para curar a los enfermos.
Asimismo en su intervención el doctor Germán Gutiérrez Herrera en el tema del hoy afirmó que el presente afirmó no se vive, sin vivir el pasado.
Refirió que la profesión de medicina es tan antigua como la especie que al paso del tiempo mejora el diagnóstico para muchas enfermedades que antes tenían un diagnóstico oscuro.
Entre aplausos de los que están y de los que ya se fueron dieron las gracias a sus padres que se adelantaron, por su carrera; por su vida.
Con el pase de lista de cada uno de los alumnos iniciaron la celebración.
En su intervención el doctor Antonio Marín Rafel López indicó que el futuro es aquello que está por venir en una hipotética línea del tiempo conjetura anticipada de acuerdo a los datos que se tienen.
“El hombre se ha interesado en conocer el mañana, la ciencia, las medicinas”, expuso.
Afirmó que en su generación egresaron 200 médicos y en la actualidad permanecen 81.
En su intervención el decano Rolando Revilla Ibarra externó que un médico debe luchar ante la muerte y el dolor en la enfermedad para retardarla o conspirar cuando no esté en sus manos curarla.