Campesinos de San Lorenzo Tlacotepec, San Pedro del Rosal y Atotonilco afinan la producción de la flor tradicional pese a los retos del clima y el alza en costos de insumos
Berenice León
Aunque aún falta más de un mes para la celebración del Día de Muertos, en Atlacomulco los campos comienzan a mostrar los primeros destellos de color anaranjado: es la señal de que la temporada de cempasúchil está cerca.
Productores de localidades como San Lorenzo Tlacotepec, San Pedro del Rosal y Atotonilco ya trabajan en los cuidados de la flor que en noviembre dará vida a altares y panteones. Septiembre es un mes crucial para la preparación de la cosecha, pues de estas semanas depende la calidad, el tamaño y la resistencia de la flor que llegará a los mercados regionales.
El proceso no está exento de dificultades.Este año, las lluvias irregulares y los cambios de temperatura han obligado a redoblar esfuerzos en riego y control de plagas. Aún así, los campesinos confían en lograr una producción suficiente para abastecer la demanda de la festividad.
Además de su valor cultural, el cempasúchil es un motor económico para cientos de familias en Atlacomulco, ya que la mayor parte de sus ventas se concentra en octubre y noviembre. Sin embargo, los productores advierten que los costos elevados de fertilizantes y semillas podrían reflejarse en el precio final para los consumidores.
“Es ahora cuando debemos estar más atentos; de septiembre depende la calidad y tamaño de la flor que llegará al mercado”, explica Guadalupe cuya actividad económica en esta etapa del año se enfoca en el cultivo de flor tradicional para el día de muertos
En paralelo, nuevas generaciones de floricultores en estas comunidades han comenzado a apostar por prácticas más sustentables, como la siembra orgánica y el riego tecnificado, para mantener viva la tradición sin descuidar el medio ambiente.
El cultivo del cempasúchil inicia el 24 de junio, marcando la primera etapa de un proceso agrícola que se extiende hasta finales de octubre y principios de noviembre, cuando las flores están listas para ser cortadas y utilizadas en las ofrendas. Esta fecha coincide con el periodo ideal para su germinación y crecimiento, ya que para junio las heladas ya han pasado y las lluvias contribuyen al desarrollo de la planta.