Desde el 9 de septiembre, se han registrado 12 asesinatos, 20 desapariciones forzadas y el robo de 31 vehículos.
Ian Arriaga
La violencia en Sinaloa ha aumentado tras enfrentamientos entre facciones del cártel de Sinaloa, afectando municipios como Culiacán, Elota, Navolato, Eldorado, Cosalá y San Ignacio. Desde el 9 de septiembre, se han registrado 12 asesinatos, 20 desapariciones forzadas y el robo de 31 vehículos, según la Fiscalía General de Sinaloa.
Este conflicto, provocado por una disputa interna tras la captura de Ismael “El Mayo” Zambada, ha generado un clima de miedo en la población, que se ha confinado en sus hogares para evitar la violencia.
La situación ha impactado profundamente la vida cotidiana de los habitantes. Escuelas y comercios han cerrado ante el temor de ataques, y el gobernador Rubén Rocha Moya suspendió las clases en varios municipios, así como las festividades patrias del Grito de Independencia. Las actividades sociales y comerciales están paralizadas, con pérdidas económicas diarias estimadas en 567 millones de pesos, según el Colegio de Economistas de Sinaloa.
La suspensión de las festividades y el cierre de escuelas han dejado a miles de niños sin clases y a la población sin los tradicionales festejos patrios, lo que refleja la gravedad de la crisis. Los habitantes viven en constante temor, con las calles vacías y negocios cerrados, agravando la sensación de inseguridad e incertidumbre en la región.
El gobierno estatal, junto con las autoridades federales, ha desplegado operativos de seguridad, pero la violencia sigue sin disminuir. Los ciudadanos exigen una solución definitiva a esta ola de criminalidad que afecta no solo su seguridad, sino también su economía y calidad de vida. Hasta el momento, no se vislumbra una mejora inmediata, y la población continúa esperando una respuesta efectiva de las autoridades.
