#OpiniónYAnálisis por #RamónCabrera
El conflicto entre judíos y palestinos es milenario, es absurdo tratar de entenderlo sólo a partir de lo que hayamos visto en los últimos 100 año.
Para donde se voltee hay dolor, para donde se voltee hay muerte, para donde se voltee hay desasosiego.
Sin embargo, la necesidad de que un día se ponga fin al mismo, encontrando la mejor formula para que ambas partes puedan coexistir y convivir en un mismo tiempo, en un mismo lugar es un reto que debe ser afrontado y resuelto con el mayor de los talentos; no en función de las necesidades y deseos de una sola de las partes, sino de las dos.
Es decir, es un conflicto que debe ser resuelto de tal manera que no haya perdedores de un bando ni del otro, aunque ello implique que tampoco haya una parte ganadora. Lo que debe ganar es simplemente la paz entre dos pueblos.
Desgraciadamente en el mundo actual estamos viendo el renacimiento del mundo de las polaridades, del mundo negro o blanco sin matices; la polarización y división política de los populistas nos está llevando al precipicio.
Igual en Europa del Este, en donde Rusia y Ucrania viven un terrible conflicto.
Entre Oriente y Occidente en donde las tensiones políticas y económicas entre Estados Unidos y China crece y no queremos creer hasta donde puede llegar un eventual conflicto entre ambos imperios, y no lo queremos ver por el terror que nos implicarían sus consecuencias.
Un creciente divisionismo entre los habitantes de un mismo país, y ejemplos nos sobran, bajo diversos nombres o conceptos, unos más locales otros más universales, como podrían ser: conservadores contra liberales, los arriba contra los de abajo; los privilegiados contra los desposeídos; “trumpistas” contra “moderados”; igual vemos ello en Europa, que en las diversas América, en el Medio Oriente y, en fin, para donde giremos nuestras miradas encontraremos este nuevo caldo de cultivo para un conflicto entre buenos y malos, entre salvadores contra pecadores.
Aquí no estamos hablando ya de una confronta entre sistemas económicos, ni entre sistemas políticos, es una confronta entre unos y otros por el simple hecho de concebir al mundo de una manera diferente a como la ve el de enfrente, en donde una de las cualidades del ser humano que es la empatía, simplemente se está borrando de nuestro ADN.
Me preocupa que todos los mecanismos pacíficos para resolver conflictos, que como humanidad hemos diseñado a lo largo de la historia, hay sean para resolver conflictos entre individuos, entre ofertas políticas, entre corporaciones, entre países y entre bloques de éstos, simplemente estén fracasando cruda y abiertamente frente a nuestros ojos.
Hoy tenemos mucho que salvar. Mañana quizá no quede alguien para reconstruir lo que destruyamos.
Tenemos que poner nuestro grano de arena, desde nuestras muy diversas posiciones, circunstancias y a pesar de nuestras propias creencias y, por qué no, hasta contra nuestros propios intereses, para lograr resolver nuestros graves conflictos.
