#Opinión del Dr. Arturo Argente Villarreal #EscuelaDeCienciasSocialesYGobierno #TecDeMonterrey
- Todos hemos recibido algún mensaje con alguna cura milagrosa contra el coronavirus COVID-19, pero este hecho se ha acentuado en el tema de la vacunación. El estar encerrados, con mucho más tiempo disponible, provoca que se multipliquen nuestras capacidades de consumir y de producir contenidos que muchas veces carecen de veracidad.
La gravedad de vivimos actualmente nos permite acceder a noticias que no siempre fluyen con validez y honestidad en las redes sociales y que contienen verdades a medias o que son totalmente falsas, como comprar alimentos, adquirir medicamentos y cumplir las medidas dictadas por nuestras autoridades. La información falsa y poco fiable se propaga como pólvora y pone en riesgo la vida de muchos mexicanos.
Los gobiernos y organizaciones internacionales deben involucrarse en este problema y analizar de manera más estricta la difusión de noticias falsas. También es necesaria la cooperación de las empresas que controlan las redes sociales para difundir información verificada y correcta.
Debido a la magnitud del problema, la Organización Mundial de la Salud ha agregado a su sitio de internet la sección Consejos para la población acerca de los rumores sobre el nuevo coronavirus. En ella, se refuta una asombrosa variedad de falsedades, incluidas las afirmaciones de que beber bebidas alcohólicas potentes, la exposición a altas temperaturas o, por el contrario, el clima frío, pueden matar el virus.
Desafortunadamente, los motivos para difundir desinformación juegan con las emociones, los miedos, los prejuicios y la ignorancia de la población, esto debe de comprometer a nuestro Gobierno, en sus tres niveles, para contrarrestar los rumores y ser más transparentes para divulgar información y políticas de confinamiento respetando las leyes sobre el derecho a la información. El acceso a la información de fuentes oficiales adquiere actualmente mayor importancia, ya que se debe de proteger la credibilidad de todas las medidas públicas que la ciudadanía necesita adoptar para hacerle frente a esta crisis.
Una de las lecciones que nos dejará esta pandemia es la de iniciar un con un proceso de desintoxicación de las noticias falsas y repensar qué lugar ocupan las redes sociales en nuestras vidas. Basta que tenga un adjetivo de más o un dígito de menos para que se vuelva falsa. Por ello debemos desarrollar la responsabilidad de no reenviar todo lo que recibimos, porque genera terrorismo informativo, sobre todo en casos de alta tensión como el que vivimos actualmente. En este momento, tenemos que confiar más en nosotros mismos y en nuestra capacidad para dudar e investigar.