Tulancingo de Bravo, Hidalgo.- Con el objetivo de tratar nueve litros de aguas residuales por segundo, el gobierno municipal de Tulancingo está próximo a poner en operación plantas de tratamiento en cuatro puntos del municipio
El alcalde Fernando Pérez Rodríguez, informó que van muy avanzados en esta infraestructura orientada al saneamiento y mejora de condiciones ambientales de las zonas donde operaran.
La inversión para plantas de tratamiento es de 13 millones 600 mil pesos, distribuidos entre La Lagunilla, Huajomulco, Tepalzingo y Acocul La Palma.
El mandatario municipal dijo que el esquema de edificación de estas plantas es de bioreactor de lecho móvil, en el cual se aplica oxígeno para el tratamiento de agua residual, es decir que el procedimiento consiste en la degradación de la materia orgánica por parte de bacterias aerobias.
Para el establecimiento de estas plantas se utilizaron superficies que no rebasan los 200 metros cuadrados y el agua residual será procesada para ser reutilizada o devuelta al medio natural pero en condiciones adecuadas.
En todo momento, dijo, se verificará el estricto cumplimiento a la norma oficial mexicana NOM-003- SEMARNAT 1997.
Con el establecimiento de estas plantas, se da cumplimiento al objetivo evitar que el agua residual sea agente que altere o degrade el ecosistema.
Se dijo que como parte del crecimiento sustentable del municipio hay prioridades ineludibles que atiende este gobierno, tal es el caso de la desinfección de aguas contaminadas para preservar el medio ambiente y propiciar una mayor disponibilidad del recurso hídrico.
En el caso de Tulancingo se ha previsto que el agua residual pueda ser utilizada por el sector agrícola y de antemano las plantas de tratamiento en su mayoría fueron edificadas en localidades rurales con vocación agropecuaria.
El importe de inversión en plantas de tratamiento, es de 4 millones 700 mil pesos para la Lagunilla, 2 millones 950 mil pesos para Huajomulco, tres millones 400 mil pesos para Tepalzingo y 2 millones 550 mil pesos para Acocul La Palma.
Por Daniel Martínez Martínez
