Valle de Tulancingo, Hidalgo.- Personas que sobre todo hacen uso continuo de redes sociales pueden ser objeto de engaños por parte de otras personas que les contactan de forma directa, ofreciendo una relación afectiva, para después solicitar cantidades económicas, así como robar datos personales.
Diversos casos se han conocido tanto en zonas urbanas como rurales, donde las víctimas son contactadas en forma privada, señalando en su mayoría ser de origen extranjero, mostrando supuesto interés por la persona que han contactado.
Luego de algunas semanas, incluso en apenas unos días, tras establecer lazos de confianza, quien realizó el contacto le dice a la futura víctima de estafa o robo de datos, que está en un problema que debe resolver, siendo los temas de atención a la salud, educación, o la invitación a un negocio, los más recurrentes en el engaño.
Tras narrar sobre el supuesto problema, para concretar la estafa o el engaño, se le pide a la víctima que deposite una cantidad de dinero, dando para ello números para depósito a cuentas que sólo se pueden hacer por empresas de mensajería o en tiendas de conveniencia.
Los casos se complican cuando a la víctima se le piden datos personales, tanto de su vida privada, como de datos financieros, bancarios, entre otros, lo que implica riesgo de usurpación de identidad para retirar dinero de cuentas bancarias, como para solicitar productos o préstamos de dinero vía electrónica.
En algunos casos hay una combinación de estos hechos delictivos, es decir, petición de dinero, así como de datos personales.
Por ello, se solicita a la población no atender las supuestas peticiones para establecer relaciones personales, mucho menos cuando no ha existido una solicitud previa, así como presentar denuncia ante la Policía Cibernética, vía las corporaciones municipales de seguridad pública.
En investigaciones realizadas por las autoridades, se ha encontrado que los ciberdelincuentes usurpan cuentas de redes sociales de quien se presume fueron sus víctimas previas, señalando que en algunos casos las direcciones electrónicas provienen incluso de penales.
Por Daniel Martínez Martínez
