Valle de Tulancingo, Hidalgo.- Con diferentes horarios de servicio, pero prácticamente con los mismos protocolos sanitarios, panteones municipales, comunitarios y privados permitirán acceso al público durante el 1 y 2 de noviembre, fechas de festejos a muertos y fieles difuntos.
En el caso de Tulancingo, las visitas se permitirán de ocho de la mañana a tres de la tarde en las fechas señaladas, mientras que en Cuautepec y Santiago Tulantepec el acceso inicia a las siete de la mañana, cerrando puertas a las seis de la tarde.
Caso similar en Singuilucan en cuanto al horario de acceso en los dos últimos municipios mencionados, todos pertenecientes a la Jurisdicción Sanitaria Regional, dependiente de la Secretaría de Salud en Hidalgo.
Cabe señalar que en un primer momento, se había determinado por parte de los integrantes del Consejo Jurisdiccional de Vigilancia Epidemiológica no abrir los panteones para evitar propagación de contagios por coronavirus (covid-19).
Sin embargo, ante la baja de casos activos, contagios y fallecimientos por dicho padecimiento, se determinó finalmente la apertura, decisión tomada en la sesión del comité, el pasado martes 26 de octubre.
En la misma sesión se estableció que deberán ser acatadas las medidas biosanitarias por parte de los visitantes a los panteones, para poder entrar a estos.
Habrá arcos sanitizantes a la entrada, así como tapete sanitario y aplicación de gel.
Sólo se permitirá el ingreso al 50 por ciento de la capacidad máxima en cada panteón, y los visitantes deberán tener puesto el cubrebocas de forma correcta en todo momento.
Respecto a los municipios de la sierra Otomí Tepehua, desde hace un par de semanas se había determinado la apertura de los panteones ante la baja cantidad de casos, contagios y fallecimientos por covid-19, pero también aplicando los protocolos sanitarios ya descritos para el ingreso y estancia de visitantes.
Caso similar en los municipios del Corredor de la Montaña, como Acatlán, Huasca, Atotonilco el Grande, Omitlán de Juárez, Mineral del Chico y Mineral del Monte.
Por Daniel Martínez Martínez
