Acaxochitlán, Hidalgo.- “Nos falta un país donde se respete la vida, donde se respete nuestro territorio, nuestros recursos, nuestros cerros, nuestros ríos, nuestras lenguas, nuestras autoridades”, clamaron en un escrito los 400 representantes de pueblos originarios de México, reunidos en Acaxochitlán esta semana para dialogar y acordar puntos que los lleven a un mejor desarrollo.
“Necesitamos un país donde se pueda vivir en familia el amor de cada día, sin secuestros, sin extorsiones, sin tener que migrar para poder sobrevivir; sin cárcel, golpes y amenazas para los que defienden sus territorios ancestrales”, enfatizaron en la Misa de clausura del 27 Encuentro de Agentes de Pastoral Indígena (EAPI), desarrollado en la comunidad náhuatl de San Francisco.
Cabe mencionar que durante el encuentro que llevó por nombre: “La familia indígena, árbol y manantial de vida”, contó con la presencia de agentes provenientes de 23 diócesis, 15 estados y 20 pueblos originarios, entre los que destacaron: Amuzgo, Chatino, Maya Chontal, Cuicateco, Otomí, Inguiva, Maya Peninsular, Mazateco, Mixteco, Popoloca, Purépecha, Tanek, Totonaca, Maya, Tzotzil, Maya Yocatan, Maya Zoque, Maya Chol, Zapoteca y Náhuatl.
Por su parte, Mons. José de Jesús González Hernández, obispo de la prelatura de El Nayar, llamó al cuidado de la figura materna en la familia, ya que es quien se encarga de dar vida al mundo.
El prelado que acompañó a los representantes de los pueblos originarios durante cuatro días, pidió al papá, como hombre, velar por su integridad, respeto y paz de su compañera de vida, así como de sus hijos, a quienes debe alejar del enemigo que atenta contra la estabilidad social.
“Nadie les quite a las mamás esa alegría de dar vida, porque hay enemigos muy poderosos que nos la quieren quitar”, agregó el obispo al reclamar que el mundo, hoy en día, vive sin Dios.
Agregó que la tecnología se ha encargado de quitar la memoria a los pueblos indígenas, al grado de vender y perder su tradición a consta de aparatos que nada tienen que ver con la verdadera riqueza de sus costumbres.
“No hay que dejar solas a las mamás, las mamás dan vida, las mamás salvan a México; son preciosas, son valiosas, son fuertes y valientes”.
Llamó también a la Iglesia para crear un plan pastoral serio y cualificado que pueda detener al enemigo y promueva la defensa de la mujer y la vida.
Asimismo, pidió perdón, cómo lo hiciera el papa Francisco hace un año en México, por atentar contra las tradiciones de los pueblos originarios.
Por último, se dio a conocer que la sede del próximo año será la parroquia de Chicontla San Pedro (Arquidiócesis de Puebla), en razón de que la mayordomía quedó en manos del Pbro. Adrián Pérez García.
La Arquidiócesis de Tulancingo albergó por segunda vez un EAPI, ya que en el 2004 la comunidad de San Pablito, enclavada en la Sierra Norte de Puebla, recibió a las personas de diferentes zonas culturales del país.
Por Daniel Martínez Martínez