#Opinión Por #ArturoArgente
Para realmente transformar a México se necesita consolidar su estado de derecho. ¿Cómo puede pretender la autoridad que el ciudadano de a pie cumpla con la ley, si la clase gobernante es la primera en violarla?
Sólo basta ver los anuncios en cada calle donde se viola la legislación electoral, todos los días vemos simples justificaciones que tratan de maquillar la corrupción y la constante violación a la ley con el tema de la revocación de mandato.
Vemos a un secretario de alto rango federal, al de Gobernación, junto con otros servidores públicos seguidores de Morena, que decidieron promover la consulta de revocación de mandato, a
pesar de que lo prohíbe específicamente la ley. El propio Adán Augusto López Hernández, quien debiera ser un ejemplo de legalidad y guardián de la Constitución, hizo lo necesario para mandar una señal al pueblo mexicano, ¡violemos la ley!, junto a él se encontraba el líder nacional de Morena, Mario Delgado, y el comandante de la Guardia Nacional, el general Luis Rodríguez Bucio.
El mismo Presidente de la República solapaba esta flagrante violación al justificar la presencia del secretario de Gobernación, diciendo que su presencia en Coahuila y Sonora fue para cumplir tareas de seguridad. Aunque López Hernández no dudó en hablar de la revocación e incluso arengó que el Presidente “no está solo” y “esas que se dicen autoridades electorales, ya se van”, unas consignas que aparecen en la publicidad de la consulta que difunden los seguidores de Morena.
Es verdad que para el Presidente la consulta de revocación de mandato se ha convertido en una
obsesión en la que ha involucrado a todos sus funcionarios y que representa una violación
multitudinaria y flagrante de la ley, pero ni así existe entusiasmo alguno por la consulta.
Responsabilizar al INE de ello es absurdo: ya que el presupuesto otorgado para este ejercicio no da para sostener una votación que a la gente no le llama la atención.
Es obligación del partido político de Morena movilizar y entusiasmar a la gente, no del Presidente,
la jefa de Gobierno, ni del secretario de Gobernación ni mucho menos de los mandos militares. Es
tal el descaro que ya no se cuidan las formas de estas violaciones. El mensaje es claro ¡violemos laley!
Llama poderosamente la atención que el gobierno esté haciendo una apuesta tan fuerte para
justificar una transformación, no de un país y sus pobres, sino del sistema electoral, es decir, de
alcanzar la victoria haciendo uso de un organismo electoral que se encuentre a la altura de los
caprichos del poder y que no pueda poner en riesgo las elecciones del 2024.
Recordemos que la democracia sirve para asegurarnos que los malos gobiernos se irán de manera pacífica, sin alteraciones ni violaciones constantes a la ley. Esa es su labor central y nada justifica la constante violación de la ley, nada.