Ojalá
Por:Óscar Glenn
@OscarGlenn
Varias veces me he hecho esa pregunta y con más frecuencia últimamente quizá un tanto como deseo y otro tanto como duda, en medio de una crisis sanitaria por el Coronavirus que se ha extendido en el tiempo de una manera impensable y ha acentuado en paralelo otra crisis económica que está nublando la vida de muchas familias que ven como se agotan sus posibilidades de ingresos para la subsistencia y no son siquiera candidatos a recibir algún tipo de apoyo social.
La urgencia económica es precisamente uno de los impulsos para que mucha gente no haya accedido en este tiempo a quedarse en su casa y arriesgarse a salir, mientras se acumularon propuestas diferentes grupos políticos, sociales y económicos para cambiar la forma de intervención y generar un seguro de desempleo, un programa de apoyo con ingreso básico o algo con el nombre que fuera para darles un respiro, no forzarlos a endeudarse, ni a disponer de los ahorros para le retiro. Y eso no pasó.
El Banco Mundial otorgó crédito por mil millones de dólares, para enfrentar la emergencia por el covid-19, tenía esperanza que hubieran rectificado y así abrir mejores episodios en esta trama. ¿Ya pasó lo peor? No. Decidieron darle un destino difuso a esos recursos y evadir cualquier posibilidad de apoyar a los trabajadores, micro y pequeños empresarios.
Entramos a la Nueva Normalidad desde el 1 de junio. ¿Acaso ya pasó lo peor? No. Y tampoco se acabaron las incoherencias ni los mensajes cruzados entre el jefe político y los científicos de la Salud, peor, se acentuaron las diferencias con algunos gobernadores que no asimilaron las inconsistencias en la información ni en las decisiones para intentar reactivar la vida social y económica en el país. Le sumamos que a la propia Organización Mundial de la Salud le hayan inquietado las incongruencias en la información difundida.
Y aun faltaba conocer el Decálogo presidencial para volver a la normalidad que se resume en: Ya hice lo que tenía que hacer con la pandemia, (cuídense solos, precisamente como lo hemos hecho) sean optimistas, récenle a quien puedan, yo me voy de viaje, donde no tenga que estar bajo la presión de tomar decisiones y resolver problemas en serio. Durante la gira le contagiamos ánimo al pueblo.
¿Ya pasó lo peor? Para el cierre del lunes con un mapa re-coloreado en tono naranja que empuja a 16 estados a tratar de volver a la actividad, con alto ritmo de contagios; sumamos que protestar en caravanas motorizadas con ruido de “claxonazos” en repudio al presidente, a él le da risa; que la contratación de médicos cubanos, dicen, no afrenta ni amenaza a los especialistas mexicanos; y ahora sabemos que ve con cierta normalidad que secuestren al que tiene, porque ¿quién le mandó tenerlo?
¿Ya pasó lo peor? Sin mucho que esperar, aprovechemos que aún tenemos la capacidad de hacer por nuestra cuenta que pasen cosas mejores. ¡Ojalá!
