La presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, visitó este fin de semana el municipio de Rincón de Romos, Aguascalientes, como parte de su gira nacional de trabajo, para dar el banderazo de inicio al programa “Vivienda para el Bienestar”, una estrategia que contempla la construcción de más de 7 mil viviendas en todo el estado, destinadas, según se anunció, a familias de escasos recursos y sectores vulnerables.
Este proyecto, que forma parte de las políticas sociales de la nueva administración federal, busca atender el rezago habitacional y garantizar el derecho a una vivienda digna para miles de mexicanos que hoy enfrentan dificultades para acceder a un patrimonio propio. Durante su discurso, la mandataria destacó la importancia de priorizar a quienes más lo necesitan, señalando que estas viviendas serán edificadas bajo criterios de bienestar social, con espacios seguros, accesibles y cercanos a servicios básicos.
Sin embargo, más allá de las buenas intenciones, este anuncio deja abiertas varias interrogantes que resultan indispensables aclarar. ¿Cuál será el criterio para asignar estas viviendas? ¿En qué municipios se distribuirán y cómo se definirá quiénes serán los beneficiarios? ¿Qué calidad y ubicación tendrán estas construcciones? Y, sobre todo, ¿se garantizará que realmente lleguen a las familias que verdaderamente las necesitan y no a quienes tienen mayor cercanía con estructuras políticas o favores clientelares?
La experiencia en otros programas sociales ha demostrado que, sin mecanismos claros de transparencia, vigilancia ciudadana y reglas firmes, existe el riesgo de que estas iniciativas se queden en promesas de campaña o actos protocolarios sin resultados reales para la gente. Por ello, aunque el anuncio representa una oportunidad valiosa para miles de familias en Aguascalientes, será indispensable que se dé seguimiento puntual al desarrollo de este programa, que se publiquen de manera abierta los lineamientos, censos, ubicaciones y criterios de asignación, y que se involucre a la ciudadanía en su supervisión.
Desde este espacio, hacemos un llamado a que los proyectos sociales no se queden únicamente en discursos emotivos y banderazos simbólicos, sino que se conviertan en realidades tangibles que dignifiquen la vida de quienes hoy enfrentan condiciones precarias. Porque el bienestar verdadero se construye con hechos, con transparencia y con la participación activa de la comunidad.
