Favorecer al transporte privado incrementa accidentes y congestión vial
A partir de la década de los 70’s, el diseño de las ciudades se basó en el protagonismo del transporte motorizado, esto trajo como resultado el incremento de los accidentes y la congestión vial. Como consecuencia de esto, los espacios para las personas pasaron a segundo plano, la movilidad de peatones y ciclistas se vio entorpecida con largas esperas en los semáforos, problemas para cruzar la calle, túneles oscuros y puentes peatonales poco incluyentes.
En un intento de compensar estos efectos y brindar mayor seguridad al peatón, las ciudades integraron reductores de velocidad; los famosos topes. Sin embargo, estudios demuestran que estos generan más contaminación, gastos exorbitantes de energía y no necesariamente aumentan la seguridad del peatón. Se calcula que el beneficio monetario de eliminar un tope asciende a $372,278 dólares anuales. Afortunadamente, a partir de tratados como el del derecho a la ciudad, los planificadores urbanos han encontrado herramientas útiles para posicionar al peatón como el rector de la movilidad.
Conceptos como “espacio compartido” o “calles compartidas” han surgido como respuesta a estas problemáticas, se trata de crear espacios donde autos, bicicletas y peatones puedan convivir de una manera armónica otorgándole a cada uno su espacio, pero eso sí, siempre dándole preferencia al peatón. Después de todo las ciudades son de sus habitantes y no de los vehículos. El top 5 de las ciudades diseñadas para la gente posiciona a Copenhague, Dinamarca, como la ciudad con las mejores condiciones de tránsito para las personas, seguida por Hamburgo, en Alemania; Amsterdam, en los países bajos; Helsinki en Finlandia y Zurich, en Zuiza.
Y tu ciudad, ¿es una ciudad para la gente o para los coches?
Fuentes:
ITDP México
Gehl, Jan. Ciudades para la gente, 2ª edición
Economic-environmental analysis of traffic-calming devices UNAM