- #Opinión y #Análisis de Ricardo Moreno Bastida
Para nadie resulta extraño que Toluca esté sumida en un gran bache. Un bache político, un bache social, un bache productivo y un gran bache de inseguridad; además por supuesto, de los baches que se hallan en la mayoría de las calles y avenidas de Toluca.
Lo cierto es que el abandono y la falta de planeación de la capital mexiquense han cobrado factura. Los problemas se presentan en todos los frentes y en todos los servicios públicos que constitucionalmente tiene asignado el ayuntamiento.
Para desgracia de todos las crisis son más recurrentes y más fuertes a medida qué pasa la esperanza de que quien hoy está a cargo del gobierno municipal pueda o quiera hacer algo para solucionarlos. Su distanciamiento con el gobierno del estado y su nula capacidad de gestión ante las autoridades federales se hacen evidentes y menoscaban su precaria imagen. Ante las protestas ciudadanas o políticas surge la mano dura y la intolerancia.
Raymundo Martínez Carbajal se siente acorralado y actúa recargado en la desesperación. Está aislado y no tiene margen de maniobra. Ante las quejas y reclamos de un grupo de ciudadanos en medio de una ceremonia pública el jefe del Cabildo gritó a un regidor “póngase a trabajar” pero en la política como en el fregadero: el comal le dijo a la olla.