Tulancingo de Bravo, Hidalgo.- Aunque las nuevas 60 videocámaras personales entregadas a elementos de seguridad pública en Tulancingo tienen una tecnología más actual que las 94 que se usan desde octubre del año 2020, comparten objetivo de registrar la actuación de los oficiales policiacos.
Lo anterior fue planteado por Rafael Guerrero Gómez, secretario municipal de Seguridad Ciudadana, señalando que contar con el registro de imágenes permite contar con pruebas en caso de presentarse una queja o aclarar alguna situación.
Las nuevas cámaras, entregadas a inicio de esta semana, permiten almacenar las imágenes tomadas en carpetas individuales cifradas, que corresponden a cada elemento policiaco que se encuentre usándola.
Las anteriores, no cuentan con dicha tecnología, pero el funcionario aseguró que las imágenes también se pueden almacenar, y en todos los casos quedan bajo resguardo de personal certificado por instancias federales en materia de seguridad pública.
Las videocámaras con ambas tecnologías serán usadas durante operativos policiacos tanto llevados a cabo por la corporación de seguridad pública municipal, como los realizados en coordinación con instancias federales y estatales.
Pero las nuevas cámaras cuentan con una luz – señal, que permite saber hacia dónde se está realizando la grabación y con ello tener un registro adecuado de imágenes.
“Los oficiales policiacos están grabando sin saber hacia a dónde realizan la toma, dejando sin utilidad las imágenes tomadas”, reconoció el funcionario.
Guerrero Gómez dijo que en el caso de las cámaras personales en funciones desde octubre del año 2020, hasta el momento no se han usado sus imágenes para aclarar alguna situación o queja ciudadana.
Reiteró que es importante contar con el registro de imágenes para tener documentado el trabajo y actuación de los oficiales policiacos.
En las nuevas videocámaras personales se realizó una inversión con recursos propios por un millón 440 mil 578 pesos.
Las cámaras ya están en uso, sumadas a la que están en funciones desde hace casi tres años.
Por Daniel Martínez Martínez
