El gobierno israelí ratificó un pacto de alto al fuego y liberación de rehenes que marca el inicio de un proceso hacia la paz en Gaza.
El gabinete de Israel autorizó un acuerdo preliminar con Hamas que contempla un alto al fuego inmediato y la liberación de rehenes, en un paso considerado decisivo tras más de dos años de enfrentamientos en Gaza. La medida fue adoptada luego de intensas negociaciones mediadas por gobiernos regionales y potencias globales.
Según lo aprobado, las hostilidades cesarán prácticamente de forma instantánea tras la ratificación oficial, mientras que Hamas se comprometerá a entregar a los rehenes restantes en un plazo de 72 horas. A cambio, Israel liberará a cientos de prisioneros palestinos y comenzará una retirada parcial de sus fuerzas militares hacia líneas establecidas en el acuerdo.
Junto con el interruptor del conflicto armado, el pacto también habilita la entrega masiva de ayuda humanitaria a la población de Gaza, mediante la apertura de corredores para el paso de suministros como alimentos, medicinas y combustible. Esta acción responde al colapso que viven los servicios básicos, la infraestructura destruida y el desplazamiento generalizado de la población civil en el territorio.
A pesar del optimismo que ha generado el anuncio, el panorama sigue cargado de incertidumbres. Permanecen sin resolverse cuestiones clave como la desmovilización completa de Hamas, la gobernanza futura de Gaza y las garantías de que este alto al fuego perdure. Sectores políticos dentro de Israel manifestaron su oposición al acuerdo, advirtiendo riesgos para la seguridad del país.
La comunidad internacional reaccionó con cautela optimista ante la noticia, destacando el carácter delicado del acuerdo inicial y subrayando la necesidad de respaldo diplomático y de veeduría en su implementación. Para muchos observadores, este pacto representa una ventana histórica para avanzar hacia una solución más duradera en una región marcada por conflictos entre generaciones.