De acuerdo con el Índice de Desarrollo Inclusivo elaborado por el Weltethos Institut (WI), México se ubica entre los países considerados “críticos” en materia de inclusividad, al registrar un puntaje de 0.666, lo que refleja una profunda desigualdad en el acceso a derechos, recursos y oportunidades.
Este índice internacional evalúa la calidad del desarrollo bajo cuatro dimensiones clave: social, ecológica, ética y económica, y se basa en datos verificables y metodología transparente. Su objetivo: analizar si los países están construyendo una globalización centrada en la dignidad humana y la equidad.
¿Qué implica un desarrollo inclusivo?
Un verdadero desarrollo inclusivo requiere poner a la persona en el centro, garantizando que los avances científicos, tecnológicos y económicos se traduzcan en mayores libertades y acceso igualitario a oportunidades. Esto no solo exige crecimiento, sino justicia social.
¿Por qué México figura como país crítico?
Según el WI, México aún no cumple con los requisitos fundamentales para garantizar un desarrollo equitativo:
- Falta de una sociedad participativa y cohesionada.
- Mala distribución de los recursos.
- Altos niveles de corrupción y desconfianza institucional.
Además, el coeficiente de Gini, principal herramienta para medir la desigualdad, muestra una alta concentración del ingreso, lo que acentúa las brechas entre sectores sociales.
Una globalización que aún excluye
Aunque la globalización ha permitido mayor intercambio comercial y avances tecnológicos, la distribución de sus beneficios sigue siendo desigual. Sin voluntad política y reformas profundas, países como México seguirán excluidos de un modelo global verdaderamente justo.
El índice invita a gobiernos, empresas y ciudadanía a repensar la forma en que medimos el progreso: no basta con crecer, hay que incluir y redistribuir.