Especialistas llaman a tomar precauciones ante el incremento de intoxicaciones por monóxido de carbono y accidentes eléctricos.
Por: Berenice León
Con la llegada del invierno y el descenso de las temperaturas, el uso de anafres y calentadores eléctricos en el hogar se convierte en una práctica común.
Sin embargo, autoridades de Protección Civil en Atlacomulco y paramedicos de la Comisión Nacional de Emergencias ,advierten sobre los peligros que estas fuentes de calor pueden representar si no se utilizan de forma adecuada.
El uso de anafres, que queman carbón o leña, genera monóxido de carbono (CO), un gas incoloro e inodoro que puede provocar intoxicaciones graves e incluso la muerte, siendo las zonas rurales donde la población suele mitigar el frío con este artefacto.
“La intoxicación por monóxido de carbono es un enemigo silencioso. Los síntomas iniciales, como mareo y dolor de cabeza, suelen confundirse con cansancio, lo que retrasa la atención médica”.
Por otro lado, los calefactores eléctricos, aunque más seguros en términos de emisiones, representan un riesgo significativo si no se usan correctamente. Cortocircuitos, sobrecalentamientos y la sobrecarga de instalaciones eléctricas han sido responsables de los 3 primeros incendios domésticos en lo que va de diciembre reportándose uno en Jocotitlan , y 3 en Atlacomulco .
“Es vital no conectar varios aparatos de alto consumo en una misma extensión eléctrica y asegurarse de que los calentadores cuenten con certificaciones de seguridad,” indicó Claudia Guzmán, especialista en protección civil.
Para evitar accidentes, los expertos recomiendan:
No usar anafres ni fuentes de combustión en lugares cerrados.
Ventilar las habitaciones regularmente para evitar la acumulación de gases.
Comprar calefactores eléctricos con certificaciones de seguridad y mantenerlos alejados de materiales inflamables.
Evitar sobrecargar las instalaciones eléctricas y realizar revisiones periódicas.
La combinación de medidas preventivas y el uso responsable de estos dispositivos puede marcar la diferencia entre un invierno cálido y uno trágico.