#OpiniónYAnálisis por #OscarGlenn
Ante episodios complicados o crisis en las instituciones, es donde se puede apreciar la entereza, templanza, responsabilidad y visión de un líder y la recurrencia en sus métodos, define además un estilo que puede hacer diferencia para bien o para mal según se aprecie.
Ante la complicada y violenta situación suscitada en el Municipio de Texcaltitlán -donde miembros de una comunidad se enfrentaron de manera fúrica a un grupo criminal que solía extorsionarles impunemente y ultimaron a 10 presuntos delincuentes, perdiendo también la vida 4 pobladores- hubo quien se preguntó si la Gobernadora Delfina Gómez debería en primer plano arrostrar el problema, mostrándose al mando y asumiendo las críticas por la demora en la reacción, exponiéndose además al desgaste que un tema difícil de resolver por cuenta propia traería, pero ahí estuvo desde el sábado por la mañana.
Coincidió el episodio con el inicio de una gira presidencial por territorio mexiquense en la cual fue escasa la referencia al tema, pese a tratarse de un delito de competencia federal y un problema ya conocido, incluso diagnosticado y discutiblemente confrontado.
Poco después de 72 horas, la maestra aborda con su gabinete el tema en la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz, decide acudir al municipio de Texcaltitlán, en la comunidad de Texcalpilla, escenario de la mortal confrontación, donde dialoga con algunos pobladores que dan testimonio de la manera en que subsisten y cómo los criminales han secuestrado sus modos de producción y subsistencia hasta un punto insostenible; pulsa la determinación y el coraje que les mueve a enfrentar a sus victimarios aún a costa de su propia vida, siguen dispuestos a defenderse con lo que sea, piden apoyo para ello y se sortea la idea de formar autodefensas, a cambio del compromiso del gobierno estatal de proveer la seguridad y mantener a salvo a la gente, echando mano de los recursos a su alcance y apostando también porque las fuerzas federales apuntalen todo el trabajo y no solo intimiden a los delincuentes, sino los reduzcan para devolver a las comunidades tranquilidad para poder continuar con sus vidas.
Este manejo hoy sugiere que a la mandataria que gusta enfrentar los problemas, le ha puesto el rostro y alguna confianza tiene en que puede generar un cambio en respuesta a la población que hoy confía grandemente en ella y la prometida transformación. No les puede fallar ni dejarles solos a merced de los criminales, bajo ninguna circunstancia.
Esa intervención en forma hace diferencia, de fondo, ha empezado afrontando una crisis que es posible convertir en oportunidad para demostrar lo que es capaz de hacer. Nada tendría que volver a ser igual en este tema, esa sería la real diferencia apreciable con su mentor político. Ojalá que se materialicen las promesas haga de los resultados estilo.
