#OpinónYAnálisis por Vanessa Valles
Esta semana hemos escuchado del logro de algunos estudiantes que fueron aceptados en la prestigiosa UNAM y el IPN dos de las instituciones más reconocidas a nivel nacional e internacional, y en donde por cierto algunos de esos estudiantes lograron obtener el 100 por ciento de los aciertos fueron mexiquenses.
Pero hoy hablaremos de los rechazados, de esos alumnos que esta ocasión no pudieron ser aceptados, y que ahora algunos de ellos tendrán que esperar a la famosa segunda vuelta, o la tercera, o quizás la cuarta como fue el caso de una estudiante que lo logró después de haber hecho su examen en más de tres oportunidades, y por supuesto como dicen no hay quinto malo, pero mientras eso sucede habrá que pensar que es lo que les espera a los estudiantes que no fueron admitidos en alguna de estas instituciones, ya que quizás algunos de estos jóvenes pueden tener la oportunidad de esperar y prepararse mejor, y seguir estudiando, pero otros definitivamente sabemos que ya no lo intentaran ya sea por motivos económicos, porque han perdido el interés, por la falta de apoyo en sus familias, o factores como la frustración.
Otros jóvenes que fueron rechazados quizás tienen la opción de estudiar en alguna otra institución privada o tal vez pudieron realizar otro examen en alguna otra universidad pública como la UAM, la UAEMEX.
Es interesante saber que, en promedio, 4 de cada 10 jóvenes entran a la universidad. Según datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies) entre 500.000 y 700.000 estudiantes no logran ingresar a una de las máximas casas de estudios en México, con datos de 2023 y 2024. En el periodo 2020-2021, la cifra fue de 900.000 excluidos. Este año, aplicaron 143.427 estudiantes a la UNAM, de los cuáles 14.151 fueron aceptados. Sin duda, la demanda ha superado la oferta en cuestión educativa.
Sabemos que la clave para cambiar la sociedad es la educación, luego entonces con estas cifras el futuro no se muestra muy prometedor.
La universidad no puede ser un privilegio, sino un derecho y como siempre los más afectados serán los jóvenes de escasos recursos, ¿lo seguirán intentado? ¿qué oportunidades se les ofrecerá a ellos? Entre tanto los estudiantes que si fueron aceptados aprovechen ese lugar y piensen que fueron privilegiados y afortunados de ocupar un asiento por que miles no pudieron hacerlo.