Pachuca de Soto, Hidalgo.- En entrevista, familiares de Manuel Fernando Moreno Vela, catedrático de la Universidad Politécnica de Pachuca (UPP) en huelga de hambre, denunciaron que durante la madrugada de ayer 20 patrullas, autoridades de la SEPH y del ayuntamiento de Zempoala intentaron trasladar al docente a un nosocomio para que recibiera atención médica tras casi tres días de protesta; además de que querían convencerlo para que dimitiera su protesta.
La madrugada del viernes, un grupo de elementos de seguridad arribaron a las instalaciones de la universidad, por lo que estudiantes que se encontraban acompañando al profesor exigieron saber el motivo para su arribo, aunque no fue explicada bien su presencia; los familiares denunciaron que buscaban aislar al docentes sin explicación.
Además, antes de las medianoche llegó Juan Benito Ramírez, subsecretario de educación media superior de la SEPH, así como personal de enfermería y de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH), quienes presionaron a su familia para que hagan desistir al docente de su manifestación en la que exige aumento de sueldo, mejores condiciones laborales, así como que el alumnado no sea acarreado a actos políticos.
A su pliego petitorio sumó la investigación de procedimientos y ejercicio del rector de la UPP Marco Antonio Flores y el respeto, sin represalias, a él y la comunidad estudiantil que lo apoya.
Familiares indicaron que después de las 23 horas instalaron una mesa de diálogo que fue cerrada 10 minutos después, debido a que el rector nunca llegó a ella, por lo que el catedrático continuó con la huelga de hambre.
Más tarde, cerca de las tres de la madrugada, a casi 72 horas sin haber probado alimento, el hombre de 67 años se desvaneció con un cuadro de descompensación y alteración de la presión, entre otras afectaciones. Elementos de seguridad cerraron las puertas de la institución sin dar acceso a parientes, pues del otro lado la ambulancia se llevó al catedrático sin buscar autorización o mediar palabra con la familia de este.
Pese a ello, el catedrático alcanzó a pedir ayuda antes de desvanecerse, por lo que las autoridades lo entregaron a su familia, quienes lo subieron a una camioneta y partieron rumbo a la Ciudad de México, donde se encuentra internado en una clínica privada con un estado delicado de salud.
Los involucrados en el hecho temen represalias; además, denunciaron lesiones durante los forcejeos y la desaparición de un auto. Adelantaron que tomarán acciones, ya que el pliego petitorio aún está vigente.
Por Daniel Martínez Martínez
