Cuando el joven Alemán Thorsten Englert decidió aplicar a una maestría en Urbanismo en la UNAM jamás imaginó que habría de modificar el entorno arquitectónico-urbanístico de la máxima casa de Estudios.
Llego a México y le bastaron pocos meses para detectar importantes áreas de oportunidad en el entorno urbanístico de la UNAM al extremo de comenzar a pensar en una serie de ideas para atender necesidades detectadas por su ojo como arquitecto.
Por ejemplo: Conectar a la terminal del Dr. Gálvez con parte importante del complejo del campus en un tramo menor al kilómetro de extensión y que representa un verdadero río de personas, estudiantes, académicos, investigadores, trabajadores de la zona que parecen peregrinar cuando van hacia sus áreas de trabajo o estudio o bien cuando regresan de ellos.
Una observación un poco más dedicada descubrió que hay más de 100 mil personas por día que tiene que ver con ese “pasaje peatonal” y que regularmente ese trayecto de quienes tienen que caminar lo hacen sin un entorno seguro y sobre todo, en un ambiente hostil con alto grado de contaminación tanto de aire como auditiva. En total se estima que ese pasaje peatonal es transitado por más.
¿Por qué no hacer una propuesta que resulte una solución a un problema que no se ha detectado aún?
Thorsten se puso a trabajar y ha articulado una propuesta muy interesante que daría a ese corredor peatonal una serie de atributos culturales, conceptuales y visuales distintos y sobre todo seguros para quienes tienen que caminar ahora por espacios hostiles poco propicios para trayectos “a pie”.
El proyecto, en el que trabajó durante 2013 y 2015 que comprende su estructuración y la búsqueda de esquemas de financiamiento de una obra que en tres etapas o fases sumarìa 55 millones de pesos como demanda de inversión.
La primera que crea un puente peatonal que liga a la terminar del Dr. Gálvez con “el cuerpo” del campus universitario, y que tendría 1.5 millones de pesos como demanda de inversión. La segunda etapa es crear una conexión verde que ya involucra la parte de Río Magdalena con una inversión de 2.5 millones de pesos y que comprende crear un puente en el cruce de Eje 10 e Insurgentes.
La tercera fase implica fortalecer las áreas de salida de la UNAM para quienes lo hagan caminando.
La intención es crear un pasaje verde, creado como concepto arquitectónico agradable a la vista, para disfrutar el trayecto caminando, que incorpore espacios culturales y que en todo momento ofrezca seguridad al peatón y facilidad de tránsito fluido para los vehículos que pasan a un costado de la UNAM.
Este proyecto ya ha sido “placeado” al interior de la UNAM, se ha presentado a científicos, maestros, estudiantes, trabajadores, personal de la UNAM e incluso a otros profesionales de la arquitectura urbanística que ni siquiera están en la capital del país. Los comentarios que ha despertado permitieron que este emprendedor alemán presentara a las autoridades universitarias el proyecto aunque el próximo lunes lo hará formalmente ante las autoridades del Estado 32 del país: La Ciudad de México.
Será uno de los primeros proyectos urbanísticos que se presenten a esta nueva entidad en la República Mexicana.
La demanda de recursos para conseguir hacer realidad este proyecto suman, como le informamos poco antes, 55 millones de pesos y su ejecución por las distintas etapas irían desde el 2015 hasta el 2018. La etapa más larga de duración y más costosa es la creación de un puente para automóviles en el cruce de Eje 10 e Insurgentes que debemos suponer que continuaría con el Eje y Av. Revolución. Esta etapa costaría 35 mdp.
EL equipo que comanda este emprendedor alemán integra a sociólogos, economistas, financieros, y por supuesto arquitectos.
Se contempla que el 50 por ciento de la obra sea aportaciones del sector público y el 50 por ciento del sector privado.
Información original de: Noticias de Arquitectura
