Desde hace 33 años, Asunción Rangel es auxiliar de salud de la unidad móvil de Umécuaro, perteneciente a Morelia, donde atiende a personas de todas las edades, pues el médico más cercano se encuentra a 45 minutos del pueblo.
En esta labor, no hay días de descanso, dice, y es que hasta en días festivos las personas requieren de sus servicios, algunos acudiendo hasta su casa y otros solicitando visitas domiciliarias.
“Trabajamos casi como quien dice, día y noche, porque a veces en la noche, la gente necesita una pastilla para un dolor de muela o de cabeza. Muchas veces les indican un medicamento inyectado por la mañana y por la noche y hay que recibirlos temprano y recibirlas en la noche, entonces no tenemos un horario fijo de trabajo“.
Aunque es ama de casa y la gente sabe dónde encontrarla, lo difícil es cuando necesita salir fuera de la comunidad debido a que las personas tienden a molestarse ante su ausencia, sin pensar que bimestralmente la compensación económica que recibe es de 6 mil 234 pesos.
“Casi estando aquí en este trabajo es difícil que podamos tener otro trabajo aparte de este”.
Sin embargo, su ocupación es de las cosas que más aprecia en su día a día.
“Me gusta la convivencia con la gente y sobre todo con los niños, porque cuando empecé había niños de cinco años y ahorita ya son adultos de más de 40 años y ahora ellos son los que llevan a sus niños y la confianza que tienen conmigo es lo que más me gusta, que hago por mi comunidad”.
En el estado de Michoacán, además de Asunción se registran un promedio de 800 personas más brindando este tipo de servicios en las comunidades alejadas o de difícil acceso a unidades de salud y médicos.