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#Opinión | Perspectivas: La desaceleración de la industria también te afectará (aunque creas que no)

#OpiniónYAnálisis por #CynthiaValeriano

Cynthia Valeriano López

Algo está cambiando este año, una especie de efecto retardado de los resultados de la elección del año pasado, la reforma judicial y todos los sucesos y las decisiones tomadas desde la integración del Congreso hasta hoy.

El INEGI presentó los resultados del Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI) al mes de septiembre de este año y nos refleja como la actividad industrial en México cayó 0.4 % respecto al mes anterior, y en términos anuales se contrajo 3.3 %.

  

Estas cifras no deben leerse como un dato técnico más, sino como una alerta temprana de que la dinámica productiva está sufriendo ajustes que pronto se sentirán en nuestra economía cotidiana.

El IMAI es uno de los principales indicadores del INEGI y forma parte del Sistema de Cuentas Nacionales de México. Su objetivo es medir la evolución y el comportamiento de la producción real del sector
industrial mexicano, mes a mes, ajustado por estacionalidad y con comparaciones tanto mensuales como.

En pocas palabras, es un indicador que permite identificar las tendencias de crecimiento, estancamiento o contracción, fundamentalmente por la aportación que tiene al PIB, que es de más del 30% del total, pero también porque el sector genera el 24.2% del total de los empleos cada año, con características muy positivas para la economía: empleos formales en su mayoría (más del 75% de los empleos tienen acceso a todos los derechos y prestaciones de ley), niveles salariales superiores al mínimo, promediando entre 9,500 y 11,000 pesos mensuales, suelen contribuir a la capacitación y el desarrollo de competencias y habilidades que permiten acceder a la movilidad social de los trabajadores y particularmente en las manufacturas, les permiten acceder a la actualización tecnológica.

En ese sentido, al revisar el desglose de las cifras, encontramos aspectos fundamentales que nos ayudan a entender el desempeño económico del país en este difícil 2025. La construcción se contrajo 2.5 % mensual y 7.2 % anual, la manufactura apenas si creció un 0.2% mensual, pero ese crecimiento no puede revertir la caída del 2.3 % a tasa anual.

  

Otros sectores como minería también presentan aparentemente una muy ligera recuperación del 0.7% mensual pero que no revertirá la caída de 3.2% anual igual que la generación/distribución de energía.

En resumen, el motor tradicional de nuestro crecimiento industrial está perdiendo impulso, especialmente en la construcción, que actúa como barómetro de inversiones y de confianza económica.

Pero, más allá de los datos ¿Por qué estos números importan para los ciudadanos?, de entrada, una pérdida de vigor en el sector secundario representa menor empleo formal, cuando la construcción cae
fuertemente, implica menos obra nueva, menor demanda de materiales, menos subcontrataciones, lo que se traduce en menor contratación, o en precarización laboral, en regiones que dependen de esta actividad.

Los retrasos o las cancelaciones de proyectos de infraestructura han sido la causa principal en algunos casos, tan solo en lo que va del año, la inversión pública se ha reducido más de un 17%, ahora bien, los
gobiernos no trabajan solos, requieren de las capacidades técnicas, la infraestructura y el capital humano de las empresas, por lo que la postergación de obras como carreteras, puentes, hospitales, vivienda,
etc. no solo afecta al contratista seleccionado para su desarrollo, sino a cadenas de valor completas como ferreterías, tiendas de materiales, acereras, transporte, servicios, etc. Por lo que la onda expansiva de
sus efectos es mayor.

  

De mantenerse esta disminución en el gasto público por la vía de la obra pública, se alimenta la contracción de la manufactura industrial, lo que lleva a las empresas a reducir turnos o salarios y ello afecta el poder adquisitivo de los trabajadores, que se vuelven cautelosos con el consumo y afecta a los comercios, servicios y al mercado interno en general. Recordemos que el Consumo, es le motor principal de la economía, por lo que, si este se ralentiza, el crecimiento económico también.

Finalmente señalar que, al debilitarse la industria, esta reduce su margen de maniobra para absorber impactos de costos (materias primas más caras, incremento al salario mínimo, encarecimiento de la
energía, logística) o limita sus capacidades para aprovechar oportunidades globales.

Es por ello que más allá de la narrativa, el gobierno debe utilizar políticas públicas que permitan eficazmente estimular la inversión industrial, es momento de pensar, que tipo de incentivos se deben
construir para modernizar la manufactura, mejorar productividad y encadenar a los participantes de cada sector. Por su parte, las empresas se encuentran en una encrucijada: transformarse-adaptarse o morir, adaptarse a los cambios normativos, a una regulación cada vez más estricta, una vigilancia extrema por parte del SAT y menores posibilidades de deducir o recuperar el pago de impuestos, pero también es momento de transformarse para superar la fragilidad de los tiempos.

Se que cuando se habla de transformación parece un sitio común hablar de la digitalización de la industria, de la inversión en infraestructura, de la reinvención de los sectores y del incremento a la
productividad, pero son los tiempos actuales, los que obligarán el cambio o aceptar la idea de que quizá no sobrevivan los próximos años.

  

La caída del 3.3 % anual en la actividad industrial no es un dato aislado, es una señal de que la economía mexicana está enfrentando una fase de ajuste. Para los ciudadanos, esto significa más que números o empleos directos, se traduce en menor crecimiento de ingresos, menor consumo y mayor cautela económica, es por ello que los tomadores de decisiones gubernamentales deben tener claro que
un sector industrial estancado no solo frena el crecimiento del país, frena también la prosperidad de las familias que ni con los programas sociales se puede evitar.

MGPP Cynthia Valeriano López
Profesora de Economía
Tec de Monterrey, Campus Toluca
cvaleriano@tec.mx

  

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