Violeta García Rojas
Dada la baja donación de órganos y tejidos que pueden hacer la diferencia para salvar una vida, o darles una mejor calidad a los pacientes, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), intensificará las campañas de credencialización para concientizar a la ciudadanía, aseguró el jefe de división de educación en el Hospital de Traumatología y Ortopedia, Gerardo López Casares.
La tarjeta o credencial, fácil de portar en la cartera o bolso, se tiene que llenar con el nombre de la persona, la fecha y la firma, y lo mismo con los datos de dos testigos, para que se autorice que en caso de algún accidente o enfermedad, quieren donar sus órganos.
Este documento, explicó Gerardo López Casares, está autorizada por el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) a nivel nacional, que es la dependencia que tiene las estadísticas de cuantas personas han decido donar sus órganos y tejidos.
El médico, detalló que lo ideal es que la persona platique con su familia que tiene el deseo de donar sus órganos, para que no exista problema al enfrentarse a una situación de discrepancia a futuro, porque en muchas ocasiones, aunque tengan la credencial con la autorización, los familiares se oponen.
Aseveró que no importa el sexo, edad, y religión, porque puede ser desde un niño de 2 o 3 años, hasta una persona mayor, lo esencial es crear una conciencia de donación, y aunque tengan alguna enfermedad, se verifica a través de una serie de estudios que comprueban si es o no candidato para realizar el trasplante.
El donador vivo generalmente es un familiar, pero puede ser cualquier persona que quiera hacer esta loable acción, siempre y cuando sea en forma voluntaria, altruista, libre, consciente y sin remuneración alguna.
Mientras el donador cadavérico es aquella persona que, por ejemplo, sufre un accidente y estando bajo ventilación asistida se detecta clínicamente datos de muerte cerebral, la cual se corrobora por estudios de gabinete y tiene que ser certificada por un médico.
Las personas que necesitan un trasplante suelen esperar la donación del órgano durante un largo tiempo o hasta años.