Más del 80% de los incendios registrados en lo que va del año han sido provocados; altas temperaturas complican su control y aumentan la exigencia física para los cuerpos de emergencia.
Por. Berenice León
La temporada de calor en Atlacomulco ha venido acompañada de un aumento significativo en la ocurrencia de incendios forestales y de pastizal. De acuerdo con autoridades locales y personal operativo, más del 80% de estos incendios han sido provocados por actividades humanas, mientras que el clima seco y las altas temperaturas dificultan cada vez más las labores de contención.
En lo que va del año, se han registrado más de 60 incendios forestales, cifra que representa un incremento del 40% respecto al mismo periodo del año anterior.
Las condiciones actuales con temperaturas superiores a los 29 °C, vientos cambiantes y vegetación seca generan un entorno propicio para la propagación del fuego.
“Antes podíamos contener un incendio en cuestión en 30 minutos; ahora se nos extienden por tres horas o por medio día.Con el calor extremo, todo arde más rápido y el esfuerzo físico es mucho mayor.” acotaron brigadistas.
El trabajo en campo implica largas jornadas bajo el sol, enfrentando las altas temperaturas en áreas sin sombra. A pesar del entrenamiento, los elementos enfrentan deshidratación, agotamiento térmico y riesgo de quemaduras por radiación solar acumulada.
Además del calor, el mayor reto es el origen humano de los incendios. Las causas más comunes incluyen la quema no controlada de basura, actividades agrícolas sin supervisión y fogatas mal apagadas.
Esta situación genera incendios simultáneos en distintas zonas del municipio, dificultando la atención oportuna.
“Mientras sigamos viendo incendios provocados cada dos o tres días, el riesgo se multiplica. Y con el calor que tenemos ahora, controlar uno solo ya implica un despliegue importante de esfuerzo y equipo”.
En zonas como San Lorenzo Tlacotepec, el cerro del conejo , pastizales y terrenos baldíos en cabecera se han reportado incendios recurrentes durante abril y mayo. Aunque no todos alcanzan grandes extensiones, la frecuencia y la intensidad han obligado a realizar movilizaciones casi diarias del personal de emergencia.
De acuerdo a Protección Civil la temporada crítica podría extenderse hasta julio, si persisten las condiciones actuales de calor, sequía y comportamiento humano.
El panorama exige no solo la intervención del cuerpo de bomberos, sino también una mayor conciencia comunitaria, ya que se advierte a la población que un descuido puede desencadenar una emergencia mayor.
