#OpiniónYAnálisis por #CynthiaValeriano
Cynthia Valeriano
Pocas veces le ponemos atención a los reportes del índice de Precios al Productor, pero nos permite anticipar las variaciones en los precios de los bienes y servicios que todos consumimos y por ende la posibilidad de acceder a ellos. Así como se mide la inflación para los consumidores, también en México se mide la inflación para los productores de bienes y servicios.
En México este índice está integrado por la medición periódica de los precios de 560 bienes y servicios genéricos que forman parte de una canasta fija de consumo representativo de la producción nacional, a
partir de su origen sectorial, destino (Si son bienes intermedios y/o finales) o si su objetivo es el consumo, la formación de capital o las exportaciones.
En pocas palabras, es un índice que nos dice cuanto se ha encarecido producir lo que el país requiere por sectores y por ende, podemos esperar una evolución positiva o no de los precios de los productos que adquirimos como consumidores.
En la medición realizada por el INEGI para el mes de febrero del 2025, la inflación fue de 7.97% en comparación con el costo de producción del 2024 en el mismo periodo, sin embargo, al dividir la inflación por sectores, encontramos un incremento del 11.08% en el primario, es decir, agricultura, cría y explotación de animales, aprovechamiento forestal, pesca y caza, 8.95% en el secundario y 5.60% en el terciario.
La variación en términos de crecimiento de los precios fue mayor para la producción de bienes intermedios comparada con la variación en el precio de los bienes finales (9.56% Vs 7.36% respectivamente).
Por categorías de origen de los productos, el crecimiento más importante se dio en la producción de bienes finales de la industria metálica básica con un crecimiento de más del 35%, es decir, en la producción de productos troquelados, perfiles, alambrón, hojalata, varilla, chapa galvanizada, aluminio, etc. seguido de la fabricación de equipo de computación, comunicación, medición y de otros equipos,
componentes y accesorios electrónicos con un subíndice superior al 18%.
En cuanto a los bienes intermedios, es decir, aquellos que se incorporan a los procesos productivos, la minería incremento sus costos de producción en un 27.73%, seguido de la industria alimentaria con más casi un 14%, fabricación de transporte, servicios de alojamiento temporal y preparación de bebidas y alimentos y fabricación de derivados del petróleo y el carbón, todos por encima del 10%.
Finalmente, en cuanto al destino de los bienes, clasificados en mercancías o servicios, las mercancías tienen un incremento en el costo de producción del 8.31% en comparación con el 5.65% de los servicios.
La apreciación de costo más importante se da en las mercancías de exportación, con una inflación de más del 12%, a pesar de la pausa arancelaria con la que contamos y los servicios asociados a la formación de capital con un costo superior al 7%.
Conocer las variaciones en los costos de producción, como consumidores nos resulta útil, toda vez que nos permite identificar las categorías en donde experimentaremos una mayor repercusión en el
costo de la vida, con un periodo de anticipación de 3 meses antes de su aplicación.
¿Pueden bajar los costos de producción?, la determinación de la inflación en los costos de producción dependen de varios factores, entre los mas importantes, la disponibilidad de insumos, ya sea por
que existen en abundancia en el mercado local o porque pueden importarse a bajo costo, la existencia o no de barreras a la participación de mayores competidores en la industria, sean locales o extranjeros, la política fiscal existente, no necesariamente por la vía de los impuestos, sino por la posibilidad de subsidiar alguna actividad y finalmente la determinación de precios internacionales asociados a conflictos, cambios geopolíticos o sucesos naturales extraordinarios.
En nuestro caso, ésta pesando la expectativa de consumidores y productores a partir de los sucesos recientes, no solo la forma en la que hemos ajustado nuestra relación comercial con Estados Unidos y
Canadá sino la expectativa de cambios en la política económica e industrial que fortalezca el mercado interno y que vaya más allá de las buenas intenciones y la narrativa de unidad.