Una nueva generación de activistas ha sabido utilizar las redes sociales para visibilizar luchas, compartir información confiable y generar comunidad.
Ian Arriaga
El activismo, entendido como la participación activa en causas sociales o políticas, ha sido clave en la defensa de los derechos de la comunidad LGBT+ en todo el mundo. En México, este compromiso se expresa de múltiples formas, desde quienes enfrentan cotidianamente la discriminación por vivir abiertamente su identidad, hasta quienes impulsan reformas legales, crean espacios de visibilidad o promueven educación inclusiva.
En el ámbito digital, una nueva generación de activistas ha sabido utilizar las redes sociales para visibilizar luchas, compartir información confiable y generar comunidad. En este ecosistema, destacan nombres que no solo se han vuelto referentes públicos, sino también voces cercanas para quienes buscan apoyo o inspiración.
Uno de ellos es Enrique Torre Molina, activista y consultor LGBT+ originario de Yucatán. Desde sus primeros años en redes sociales ha trabajado con organizaciones como GLAAD y All Out, y es fundador de Colmena 41, una plataforma que conecta a profesionales LGBT+ en México. Enrique ha promovido el cambio desde el ámbito empresarial, cultural y político, y ha colaborado con instituciones como Amnistía Internacional y la Embajada de Estados Unidos.
Otro perfil destacado es el de Ricardo Baruch, investigador especializado en salud sexual, derechos reproductivos y consumo de sustancias dentro de la comunidad LGBT+. Baruch ha formado parte de redes como Gay Latino y ha sido un firme defensor de la memoria colectiva, recordando casos emblemáticos como el de la activista trans Agnes Torres. Su enfoque combina la rigurosidad académica con el compromiso social.
También es imposible hablar del activismo sin mencionar a Gloria Careaga, psicóloga social y feminista, fundadora de Fundación Arcoiris y El Clóset de Sor Juana. Ha sido una de las voces más influyentes en el ámbito académico y fue co-secretaria general de ILGA a nivel internacional. Desde la UNAM, continúa impulsando una agenda de inclusión y equidad de género.
En el cruce entre tecnología, cultura pop y activismo destaca Ophelia Pastrana, física, economista, youtuber y mujer trans. Su plataforma “La Explicatriz” combina el humor con la divulgación tecnológica y el activismo. A través de conferencias, redes sociales y proyectos como Blink —un grupo gamer inclusivo—, Ophelia ha ayudado a acercar la diversidad a nuevas audiencias.
La escritora y activista Mildred Pérez de la Torre ha hecho del relato un arma poderosa. Su novela Lo hice por amor fue reconocida con el Premio Quimera como mejor literatura queer, y su presencia en eventos como el LGBT Confex ha reafirmado su lugar como una de las voces más queridas y auténticas del movimiento. Amable, cercana y con un fuerte compromiso intelectual, Mildred representa a una generación de mujeres lesbianas que están cambiando el panorama literario y social del país.
En el ámbito artístico, Alejandra Bogue es una figura fundamental. Primera mujer trans en alcanzar éxito en la televisión mexicana, ha utilizado su talento como actriz y bailarina para romper estigmas. Ícono de programas como Desde Gayola, Bogue también ha sido Reina del Orgullo en Tijuana y colaboradora cercana de la Fundación Harvey Milk. Su carrera es testimonio de lucha, perseverancia y orgullo.
El activismo trans masculino también tiene figuras importantes, como Marck Pappas, quien se dio a conocer en televisión nacional en una mesa sobre diversidad en Sin Filtro. Desde entonces, ha trabajado como conductor en Diversidad Capital y se ha consolidado como uno de los hombres trans más visibles del país. Su participación ha sido clave en el reconocimiento de nuevas narrativas sobre género en los medios.
En el campo legal, Alehlí Ordoñez se ha convertido en un pilar para las familias LGBT+, especialmente para aquellas encabezadas por mujeres lesbianas. Como abogada, ha impulsado amparos por discriminación, reconocimiento de matrimonios civiles y el derecho a la identidad de género. Su trabajo ha sido crucial para que muchas personas trans puedan obtener documentos oficiales acordes a su identidad.
El activismo juvenil también ha ganado fuerza con liderazgos como el de Maky Pollorena, quien desde Mexicali ha construido redes de apoyo, organización de protestas y acciones comunitarias. Como gerente regional de It Gets Better México, ha logrado movilizar a nuevas generaciones con una mezcla de creatividad, compromiso y amor por la cultura drag.
Estos nombres son solo una muestra del amplio y valiente mosaico que conforma el activismo LGBT+ en México. Personas que, desde sus trincheras, combaten la discriminación, construyen puentes y defienden el derecho a vivir con orgullo. Ser visible, ser auténtico y alzar la voz por los demás, también es una forma de cambiar el mundo.