A pesar de las advertencias de las autoridades locales y estatales, el cantante de corridos tumbados desafió abiertamente las restricciones interpretando temas con referencias al narcotráfico.
Ian Arriaga
El concierto de Natanael Cano en el palenque de Aguascalientes estuvo marcado por la polémica y la tensión. A pesar de las advertencias de las autoridades locales y estatales, el cantante de corridos tumbados desafió abiertamente las restricciones interpretando temas con referencias al narcotráfico.
Desde el inicio del show, Cano dejó clara su postura. Apenas en la segunda canción, interpretó Pacas de billetes, en la que se menciona el número 701, conocido por asociarse con Joaquín “El Chapo” Guzmán. Ante los gritos del público que pedía Cuerno azulado, el artista lanzó una crítica directa: “Esa pídanla a su gobierno”, dijo con sarcasmo, para luego rematar con un contundente “a mí me vale”, evidenciando su rechazo a la censura impuesta.
El momento más tenso de la noche llegó cuando los organizadores del evento intentaron censurar la canción De la codiciada, bajando el volumen del sonido. Sin embargo, Cano continuó la interpretación utilizando su propio equipo de audio operado por su staff. Al finalizar la canción, abandonó el escenario sin dar más explicaciones.
El operativo de seguridad fue notorio. Natanael Cano fue escoltado por elementos de seguridad estatales y federales tanto a su llegada como a su salida del palenque. Incluso, el propio secretario de Seguridad Pública del estado estuvo presente.
Cabe destacar que días antes del concierto, el fiscal estatal había advertido que el cantante podría ser detenido si cantaba canciones que hicieran apología del delito. No obstante, Cano salió directamente rumbo al aeropuerto, evitando cualquier tipo de confrontación legal.
Este episodio reaviva el debate sobre la censura, la libertad artística y los límites de la expresión en el contexto del regional mexicano, donde cada vez más intérpretes enfrentan restricciones por el contenido de sus letras.