Rocio Aguirre
Redadas y políticas endurecidas provocan disturbios en la ciudad
Las protestas en Los Ángeles comenzaron el pasado fin de semana, tras redadas sorpresa realizadas por ICE y fuerzas federales en zonas residenciales y centros de trabajo, lo que generó pánico entre las comunidades migrantes. Los videos de los arrestos se viralizaron rápidamente en redes sociales, lo que impulsó manifestaciones espontáneas. Activistas y líderes comunitarios convocaron a las movilizaciones como respuesta urgente ante lo que calificaron como una “cacería humana”.
Según el presidente Donald Trump, estas redadas son parte de un esfuerzo para “liberar” la ciudad de lo que él llama “invasión migrante” y “anarquía”, justificando las acciones como necesarias para restablecer el orden y la seguridad. Trump ha promovido el uso de la Guardia Nacional y marines para contener las protestas y ha amenazado con extender estos operativos a nivel nacional.
Los disturbios incluyeron enfrentamientos con la policía, bloqueos de calles y daños a establecimientos. Algunas manifestaciones se tornaron violentas, lo que llevó a un fuerte despliegue de las fuerzas del orden. El gobierno local activó protocolos de contención y reforzó la presencia de seguridad en las zonas más afectadas, especialmente en barrios con alta población migrante.
Actualmente, la situación en Los Ángeles se encuentra bajo vigilancia, con una tensa calma en las calles. Mientras las autoridades locales buscan soluciones por la vía del diálogo, Trump mantiene su postura firme y retórica dura contra los manifestantes, intensificando la crisis.