La campaña “Regala alegría, no violencia” busca fomentar valores, promoviendo un impacto positivo en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños.
Con la llegada de la temporada navideña, las familias se preparan para una de las tradiciones más significativas del año: elegir los regalos para los más pequeños del hogar. En este sentido, especialistas y organizaciones sociales lanzan un mensaje claro: la elección de juguetes debe ser una decisión consciente que contribuya al desarrollo integral de niñas y niños, así como a la construcción de una sociedad más pacífica.
El llamado principal de esta iniciativa es evitar la compra de objetos que puedan incitar a la agresión o normalizar comportamientos violentos, como armas de juguete, videojuegos bélicos o similares. Estudios en psicología infantil han demostrado que estos artículos pueden influir negativamente en la percepción de los menores sobre las relaciones interpersonales y la resolución de conflictos, privilegiando la agresividad por encima del diálogo.
En cambio, se promueve la adquisición de juguetes que estimulen la creatividad, la empatía y el aprendizaje, como juegos de construcción, rompecabezas, libros, actividades artísticas o instrumentos musicales. “Los juguetes tienen un papel fundamental en el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños. Elegir aquellos que fomenten valores positivos puede marcar una diferencia significativa en su formación,” explicó un especialista en desarrollo infantil.
La campaña “Regala alegría, no violencia” no solo apela al bienestar de las niñas y niños, sino también a la responsabilidad de las familias en la construcción de un entorno social más armonioso. En un mundo donde los desafíos relacionados con la violencia siguen siendo una realidad, cada decisión en torno a la educación y entretenimiento de los menores puede ser una oportunidad para sembrar valores de respeto, paz y solidaridad.
Este llamado invita a reflexionar sobre el verdadero propósito de los regalos navideños, más allá del consumo, para enfocarse en su impacto a largo plazo. Optar por juguetes que despierten la imaginación y eduquen en la paz es un acto de amor que contribuirá al bienestar de las futuras generaciones.