Comerciantes informales incrementaron hasta en un 70% sus ventas durante la temporada; autoridades locales enfrentan el reto de regular sin afectar la economía de las familias.
Por: Berenice León
La afluencia turística registrada durante Semana Santa en destinos como Aculco, Temascalcingo, El Oro y Jiquipilco reactivó el comercio informal, que según estimaciones de autoridades locales y comerciantes, incrementó sus ventas hasta en un 70% respecto a un fin de semana promedio.
En la plaza principal de Temascalcingo, junto al Templo de San Miguel Arcángel, decenas de puestos ambulantes ofrecían desde antojitos, pan artesanal, ropa típica y figuras religiosas, sin permisos formales pero tolerados por el repunte económico que representan para las familias.
María de Jesús, vendedora de tamales desde hace cinco años, aseguró que estas fechas “son las más buenas del año”. “En tres días vendo lo que normalmente saco en dos semanas. Nos ayuda para pagar deudas o comprar cosas que normalmente no podríamos”, compartió.
En Aculco, los corredores turísticos cercanos al acueducto y la zona de balnearios también se llenaron de carpas improvisadas donde se ofrecían nieves artesanales, souvenirs y comida típica. Visitantes como Laura Espinosa, originaria de Querétaro, consideraron que “estos puestos hacen más pintoresco el viaje y nos dan opciones accesibles para comer o comprar recuerdos”.
Aunque algunos ayuntamientos implementaron operativos para ordenar el ambulantaje, en la mayoría de los casos no hubo sanciones, sino reubicación temporal para evitar el caos vial y mantener despejadas las entradas a templos o plazas públicas.
“Entendemos que para muchos es la única forma de ganarse la vida, pero también necesitamos que no se convierta en un desorden”, comentaron verificadores de gobernación .
Según datos preliminares de la Secretaría de Turismo del Estado de México, más de 1.2 millones de visitantes recorrieron pueblos mágicos y con encanto durante la semana mayor de Semana Santa, generando una derrama económica superior a los 1,500 millones de pesos en toda la entidad.
En la zona norte, al menos un 30% de ese monto se concentró en municipios con fuerte presencia de comercio informal.
La dualidad entre necesidad económica y orden urbano se vuelve más evidente durante temporadas altas.
Autoridades municipales reconocen que el ambulantaje es un fenómeno difícil de erradicar, especialmente en comunidades donde el turismo es uno de los pocos motores de ingreso.
En este sentido autoridades recalcaron que evaluan estrategias que permitan incorporar a estos comerciantes en ferias reguladas o mercados temporales, sin quitarles la oportunidad de vender.
Por ahora, la tolerancia persiste, mientras vendedores y turistas coinciden en que estos días representan una ventana de alivio económico que, aunque fugaz, es vital para cientos de familias.
