#OpiniónYAnálisis por #OscarGlenn
Oscar Glenn
Pese a que la llegada de Donald Trump por segunda vez a la Presidencia de los Estados Unidos se basó de manera importante en alimentar el sentimiento antiinmigrante y antimexicano, trascurrió el tiempo desde el triunfo electoral del republicano, sin que se vieran acciones contundentes de parte del gobierno mexicano para tratar de establecer canales de diálogo a través de los cuales se intentara conocer las intenciones reales y atemperar el ímpetu, pero si se contestaron con arengas patrióticas los comentarios del hoy presidente, sin que eso ayudara a avanzar en la relación.
Pocas o mínimas acciones se vieron en esta materia en estados y municipios del país, más allá de las ciudades fronterizas del lado mexicano, como si se esperara una súbita indicación brillante desde el centro del poder nacional o quizá apostando a la suerte para desaparecer subitamente cualquier riesgo.
Las deportaciones masivas, los impuestos a las remesas de inmigrantes o la imposición de aranceles a productos mexicanos, tras la toma de posesión de Donald Trump este lunes no se han disipado, sino que están a punto de materializarse y a esto se suma la clasificación de los grupos del narcotráfico como organizaciones terroristas para tensar aún más la relación y acrecentar la animadversión.
Aunque de noviembre hacia estos días se dieron algunas expresiones de preocupación con prospectivas de las posibles consecuencias de las acciones anunciadas por el Gobierno de Trump en los diferentes ámbitos, la realidad ya nos alcanzó y lamentablemente hasta este lunes lo mas cierto que se tiene son convocatorias a la unidad y el respaldo hacia la Presidenta de México, quien se espera sepa orquestar las respuestas suficientes ante el escenario más complejo que hubiéramos imaginado y que para ella, su equipo y correligionarios podría significa un golpe de realidad a poco más de cien días de haber asumido el cargo e intentar dar continuidad a un régimen de gobierno.
Asegura la presidenta que ya tienen planes diseñados para enfrentar esta situación, pero no se han dado a conocer más que los apoyos que podrían dar a las personas deportadas y el optimismo o la confianza que el canciller mexicano Juan Ramón de la Fuente trata de proyectar como responsable de este rubro, tampoco ha sido sustentado con mayores argumentos, esgrimiendo ambos que se actuaría una vez que se observarán acciones concretas del mandatario del país vecino.
Legisladores federales de Morena, al ser cuestionados sobre las previsiones que tienen ante las decisiones inminentes de Donald Trump, responden que han estudiado y preparado algunas acciones, pero, ante todo, se dicen listos para apoyar lo que dicte la doctora Sheinbaum, lo cual parece obvio pero tampoco deja ver una prospectiva específica para este escenario.
Ojalá que verdaderamente a partir de hoy empezáramos a ver el despliegue de esa estrategia y si piden unidad, tambien se dispongan a escuchar las opiniones de los expertos que puedan sumar a la causa, porque no hay tiempo que perder y porque verdaderamente a nadie en sano juicio le gustaría ni convendría que esto fracasara.